El espacio Culturas y Estéticas Contemporáneas responde a la necesidad de articular la noción de lo cultural con las producciones estéticas, relacionando conocimientos específicos en un contexto histórico y político y atendiendo a la formación de ciudadanos capaces de interpretar su cultura y de transformar la realidad a través de su acción junto con la de otros.
Siendo el término "Cultura" una expresión en la que suelen asentarse prejuicios sociales y concepciones que reproducen discursos hegemónicos, es imprescindible que la educación impulse su revisión. Explícita o implícitamente, la antinomia "Civilización o barbarie" instauró un modelo que identificó a lo popular con lo inculto -como falto de valores- transmitiéndose una relación que pasaba por la desvalorización de lo propio y la exaltación de lo ajeno. Dicha antinomia, trasladada a la educación formal, dificultó que a lo largo del siglo XX se pudieran asumir las características -por cierto híbridas y heterogéneas- de una cultura argentina y latinoamericana. Por lo tanto, el abordaje de las discusiones existentes en torno a lo cultural y las producciones y relaciones de sentido - es decir las estéticas- resulta fundamental para la inclusión social y el desarrollo de los ciudadanos.
La cultura es un complejo sistema de símbolos que operan en las prácticas sociales: arte, mitos, religión y lenguaje son instancias autónomas pero integradas a ella. Como producción emergente de un espacio y un tiempo, toda cultura es necesariamente dinámica, constituyéndose a través de una relación dialéctica entre reproducción del orden dado y creación de nuevas formas, entre la tradición y la innovación. La aceleración de las transformaciones en los últimos años modificó el paradigma cultural. El nuevo modelo refleja sobre todo las transformaciones geopolíticas y el desarrollo tecnológico en el área de la comunicación, dando lugar a un orden que impacta fuertemente en la cultura.
Answers & Comments
Verified answer
El espacio Culturas y Estéticas Contemporáneas responde a la necesidad de articular la noción de lo cultural con las producciones estéticas, relacionando conocimientos específicos en un contexto histórico y político y atendiendo a la formación de ciudadanos capaces de interpretar su cultura y de transformar la realidad a través de su acción junto con la de otros.
Siendo el término "Cultura" una expresión en la que suelen asentarse prejuicios sociales y concepciones que reproducen discursos hegemónicos, es imprescindible que la educación impulse su revisión. Explícita o implícitamente, la antinomia "Civilización o barbarie" instauró un modelo que identificó a lo popular con lo inculto -como falto de valores- transmitiéndose una relación que pasaba por la desvalorización de lo propio y la exaltación de lo ajeno. Dicha antinomia, trasladada a la educación formal, dificultó que a lo largo del siglo XX se pudieran asumir las características -por cierto híbridas y heterogéneas- de una cultura argentina y latinoamericana. Por lo tanto, el abordaje de las discusiones existentes en torno a lo cultural y las producciones y relaciones de sentido - es decir las estéticas- resulta fundamental para la inclusión social y el desarrollo de los ciudadanos.
La cultura es un complejo sistema de símbolos que operan en las prácticas sociales: arte, mitos, religión y lenguaje son instancias autónomas pero integradas a ella. Como producción emergente de un espacio y un tiempo, toda cultura es necesariamente dinámica, constituyéndose a través de una relación dialéctica entre reproducción del orden dado y creación de nuevas formas, entre la tradición y la innovación. La aceleración de las transformaciones en los últimos años modificó el paradigma cultural. El nuevo modelo refleja sobre todo las transformaciones geopolíticas y el desarrollo tecnológico en el área de la comunicación, dando lugar a un orden que impacta fuertemente en la cultura.