Los caudillos eran antiguos jefes de las milicias, aquellas que enfrentaron a los ingleses en las invasiones de 1806 y 1807. Después formaron parte de los ejércitos de la Independencia. Y a partir de 1820, se transformaron en líderes populares a cargo de las milicias provinciales, que estaban formadas por trabajadores rurales, como los peones de campo. Al frente de estas milicias, los caudillos enfrentaron al poder de Buenos Aires para defender los intereses de su provincia.
Pero para transformarse en líderes, los caudillos debían tener poder. Por eso es que muchos caudillos provenían de familias adineradas de la ciudad, de importantes comerciantes. En general, eran también poderosos hacendados que tenían grandes propiedades de tierras que dedicaban a la ganadería o en las que tenían establecimientos llamados saladeros. Además tenían su ejército propio, las montoneras.
Estos personajes gozaban de gran popularidad y eran reconocidos como líderes naturales en las zonas rurales. También tenían prestigio por su valentía y una personalidad fuerte y atractiva, lo que les permitió ganarse el apoyo de peones, gauchos y milicianos, quienes se sentían identificados con ellos.
Los sectores populares se identificaban con los caudillos porque compartían su forma de vida, sus costumbres, es decir, hacían lo mismo que ellos: andaban a caballo, podían domar al caballo más rebelde y sabían cuerear una vaca. Estos sectores los veían como los defensores de sus intereses y por eso los acompañaban en las luchas formando parte de sus milicias.
En la Argentina entre 1816 y 1850 hubo muchos caudillos con ideas federales que fueron muy populares en sus provincias, por ejemplo: Martín de Güemes en Salta, Estanislao López en Santa Fe, Francisco Ramírez en Entre Ríos, Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires, Facundo Quiroga en La Rioja, Felipe Ibarra en Santiago del Estero, Juan María Bustos en Córdoba, entre otros.
Todos ellos no siempre estaban de acuerdo con las mismas ideas. Por eso la organización de este país se retrasó hasta 1853.
Existe un libro escrito por Félix Luna, historiador argentino, que se llama "Los Caudillos", cuya lectura es recomendable para quienes quieren comprender a estos personajes de la historia nacional.
Los caudillos eran unos personajes tradicionalistas, populares, antiporteños y federalistas.Para los hombres de Bs. As. figuras como Artigas, Ramírez, Quiroga, el Chacho, o Varela, eran "bárbaros".
Los caudillos fueron protagonistas de la historia, y expresaron un rostro de la patria que merece respeto.No fueron bandoleros ni tigres sedientos de sangre, fueron hombres de su tiempo, con todos los defectos y virtudes de la época.
Facundo era magnánimo, tormentosamente sincero, genial para su medio.
No escribían, sabían pelear y sabían morir, pero no sabían escribir, a veces aparece algún mensaje escrito en viejos papeles, con tintas desvaídas, con su firma trabajosa, o la de sus capitanejos.
Tenían gran popularidad, eran adorados por sus pueblos, para los que eran su protector, su padre, su defensor, el que remediaba sus necesidades y por el que daban la vida.
Su lenguaje era rudo, habitaban en rancheríos, usando posturas de gaucho, sabían montar , a veces vivían en campamentos, que levantaban al poco tiempo para evitar ser encontrados por los porteños.
No tenían estructuras de gobierno, sólo había un débil mecanismo de poderes locales
tenían un aspecto rudo, con vincha , poncho y chiripá, espuelas y cuchillos, la indumentaria dice de la desconfianza hacia lo europeo y afirma su condición americana,
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Los caudillos eran antiguos jefes de las milicias, aquellas que enfrentaron a los ingleses en las invasiones de 1806 y 1807. Después formaron parte de los ejércitos de la Independencia. Y a partir de 1820, se transformaron en líderes populares a cargo de las milicias provinciales, que estaban formadas por trabajadores rurales, como los peones de campo. Al frente de estas milicias, los caudillos enfrentaron al poder de Buenos Aires para defender los intereses de su provincia.
Pero para transformarse en líderes, los caudillos debían tener poder. Por eso es que muchos caudillos provenían de familias adineradas de la ciudad, de importantes comerciantes. En general, eran también poderosos hacendados que tenían grandes propiedades de tierras que dedicaban a la ganadería o en las que tenían establecimientos llamados saladeros. Además tenían su ejército propio, las montoneras.
Estos personajes gozaban de gran popularidad y eran reconocidos como líderes naturales en las zonas rurales. También tenían prestigio por su valentía y una personalidad fuerte y atractiva, lo que les permitió ganarse el apoyo de peones, gauchos y milicianos, quienes se sentían identificados con ellos.
Los sectores populares se identificaban con los caudillos porque compartían su forma de vida, sus costumbres, es decir, hacían lo mismo que ellos: andaban a caballo, podían domar al caballo más rebelde y sabían cuerear una vaca. Estos sectores los veían como los defensores de sus intereses y por eso los acompañaban en las luchas formando parte de sus milicias.
En la Argentina entre 1816 y 1850 hubo muchos caudillos con ideas federales que fueron muy populares en sus provincias, por ejemplo: Martín de Güemes en Salta, Estanislao López en Santa Fe, Francisco Ramírez en Entre Ríos, Juan Manuel de Rosas en Buenos Aires, Facundo Quiroga en La Rioja, Felipe Ibarra en Santiago del Estero, Juan María Bustos en Córdoba, entre otros.
Todos ellos no siempre estaban de acuerdo con las mismas ideas. Por eso la organización de este país se retrasó hasta 1853.
Existe un libro escrito por Félix Luna, historiador argentino, que se llama "Los Caudillos", cuya lectura es recomendable para quienes quieren comprender a estos personajes de la historia nacional.
Espero te resulte útil, saludos
Los caudillos eran unos personajes tradicionalistas, populares, antiporteños y federalistas.Para los hombres de Bs. As. figuras como Artigas, Ramírez, Quiroga, el Chacho, o Varela, eran "bárbaros".
Los caudillos fueron protagonistas de la historia, y expresaron un rostro de la patria que merece respeto.No fueron bandoleros ni tigres sedientos de sangre, fueron hombres de su tiempo, con todos los defectos y virtudes de la época.
Facundo era magnánimo, tormentosamente sincero, genial para su medio.
No escribían, sabían pelear y sabían morir, pero no sabían escribir, a veces aparece algún mensaje escrito en viejos papeles, con tintas desvaídas, con su firma trabajosa, o la de sus capitanejos.
Tenían gran popularidad, eran adorados por sus pueblos, para los que eran su protector, su padre, su defensor, el que remediaba sus necesidades y por el que daban la vida.
Su lenguaje era rudo, habitaban en rancheríos, usando posturas de gaucho, sabían montar , a veces vivían en campamentos, que levantaban al poco tiempo para evitar ser encontrados por los porteños.
No tenían estructuras de gobierno, sólo había un débil mecanismo de poderes locales
tenían un aspecto rudo, con vincha , poncho y chiripá, espuelas y cuchillos, la indumentaria dice de la desconfianza hacia lo europeo y afirma su condición americana,
que tipo de caudillos?