Se seleccionan los mejores ejemplares y se deja que sus frutos se sequen en la planta, conservando las semillas en su interior hasta el momento de su extracción para la siembra. Cada fruto contiene unas 500 semillas (unos 30 gramos), por lo que se necesitan 60 frutos para sembrar una hectárea. Para extraer las semillas se cortan un poco los extremos de la esponja y se la golpea con un mazo de madera. Las esponjas se cultivan en primavera y se cosechan en el otoño. Se pueden sembrar de dos modos:
En almácigo:
Cuando las condiciones climáticas o del suelo no son muy apropiadas y para poder seleccionar los mejores ejemplares. El trasplante se realiza cuando comienzan a desarrollarse los primeros zarcillos.
Siembra directa:
En el lugar definitivo a una distancia de 1,25 m entre hileras por 0,70 m entre plantas. Se cavan pequeños hoyo donde se colocan tres semillas. Posteriormente se realiza un raleo para dejar solamente a las plantas más fuertes.
Producción en parrales y espalderas
Cada planta, en condiciones óptimas produce entre 25 y 30 frutos se pueden obtener unos once mil por hectárea. Para alcanzar un máximo de producción es necesario un soporte aéreo. Al mes de germinadas las plantas ya necesitan un entutorado. Estos pueden ser de dos tipos: parrales o espalderas. Las plantas aprovechan mejor la luz y los frutos no toman contacto con el suelo, lo que afecta su calidad.
Para armar el parral se colocan dos hileras de postes robustos en cada extremo del terreno y otra en el centro. Los postes pueden ser de cemento o de madera resistente ya que deberán soportar toda la tensión de la estructura. Estos postes, que llamaremos principales, tendrán 2,50 m de altura mientras que los centrales serán de 3 metros para darle al conjunto la forma de un techo a dos aguas, un diseño que aporta mayor solidez estructural. Entre poste y poste se deja una distancia de 4 metros.
En el interior del perímetro se fijan postes secundarios, también a 4 metros de distancia entre sí. Los postes principales se vinculan con alambre galvanizado número 8 (4,06 mm) y los secundarios de calibre 10 (3,26 mm). Queda de este modo conformado un entramado de 4X4 m que sirve de soporte para armar una red de alambres de calibre 12 (2,64 mm) o 14 (2,03) mas finos de 0,50 X0,50 m. Según datos de productores costarricenses, la biomasa que debe soportar una estructura de estas características es de 100 toneladas por hectárea, por eso aconsejan colocar palos complementarios donde haga falta.
Otra técnica de soporte es la espaldera. En este caso, la hilera de postes acompaña a los surcos y se van tirando alambres a diferente distancia del suelo como si fuera un alambrado. En los extremos de cada hilara se fija un poste principal de 2 metros (no hace falta el poste central) y luego postes secundarios cada 2 0 3 metros. El alambre galvanizado número 10 se reserva unir los postes en la parte superior mientras que los de calibre 12 para el resto. El primero se coloca a 20 cm del suelo y el resto cada 40 o 60 cm.
En el campo los parrales deben ser rodeados de una barrera de árboles de alto porte (como cipreses y álamos) para proteger a las plantas de la acción de los vientos fuertes que dañan los brotes en crecimiento.
Cuidados
A pesar a que la esponja requiere suelos con buen drenaje, necesita humedad para desarrollarse adecuadamente. El riego debe ser frecuente cuando se están desarrollando las plántulas y por lo menos dos veces por semana durante el verano. Se debe mantener libre de malezas los surcos, tareas que se ve facilitada con el empleo de una abundante capa de vegetales secos (mulch).
Las primeras flores, que aparecen al mes de la geminación, deben ser completamente eliminadas (durante los dos primeros meses de la floración), lo mismo las ramas secundarias hasta que la guía principal llegue al parral. Al mismo tiempo se van acompañando las guías principales atándolas con tela o tiras de cinta-abrojo (reutilizable por cerca de 10 años). Cuando se detectan frutos mal formados debe ser desechados.
Las plagas que atacan a las esponjas suelen ser las mismas que afectan al resto de las cucurbitáceas. Las “plagas” se desarrollan cuando se abusa del monocultivo y los agroquímicos, por lo que el mejor reaseguro es un manejo ecológico del suelo. Para controlar el ataque de los insectos se practica el llamado “manejo integrado de plagas”:
- el empleo de "variedades" resistentes es una de las técnicas más efectivas.
- Roturar bien el suelo eliminando residuos y malezas que pudieran albergar insectos y exponiendo a la vez a sus larvas para que puedan ser consumidas por los pájaros.
- Mantener franjas de plantas que puedan servir de refugio para los insectos predadores de las plagas.
- Intercultivo con plantas que repelen insectos como la "capuchina" o "taco de reina" (Tropaeolum majus) que repele chinches de las cucurbitáceas, la borraja que alejan a los gusanos, la caléndula que ahuyenta a los nematodos del suelo o el orégano.
- La rotación con otros cultivos (que son atacados por insectos diferentes), además de ayudar a mantener más saludable el suelo, limita la población de insectos ya que estos mueren por falta de su alimento habitual.
- Los almácigos permiten mantener buenas condiciones ambientales durante el período en que las plantas son más vulnerables.
- Eliminación de plantas enfermas.
Cosecha
Los frutos se recogen cuando comienzan a ponerse amarillos con el extremo de color anaranjado. No hay que dejar que tomen un color oscuro. A continuación se les cortan un poco las puntas (suficiente para facilitar el ingreso de agua) y se le hace una ranura a lo largo de la cáscara. Los frutos se unen formando "sartas" de unos 100 frutos cada una, atravesándolos con un alambre galvanizado y se sumergen en agua durante tres días para que se pudra la cubierta externa (clamidocarpo) y se desprenda. Luego se lavan las fibras con agua corriente para eliminar cualquier resto de cáscara. Luego de la cosecha, se eliminan las plantas quedando el terreno disponible para otros cultivos.
Secado
Las esponjas se secan a la sombra en un lugar ventilado durante una semana, nunca al sol ya que el resultado sería una fibra quebradiza. Si el proceso se hiciera muy lento hay peligro de que se formen hongos que podrían dañar o manchar la fibra. Esto se puede evitar agregando un poco de cal al agua.
Esta planta se cultiva primordialmente para utilizar el mesocarpio de sus frutos maduros, secos y descascarados como esponja fibrosa para distintos usos higiénicos o bien uso artístico y artesanal. Cuando los frutos son pequeños y aún verdes se pueden consumir hervidos, pero su sabor no es particularmente de mi agrado.
Es anual, trepadora, muy rústica, sensible al frío, tiene flores masculinas en racimos y femeninas solitarias ambas de color amarillo. El fruto de forma cilíndrica o claviforme puede llegar a medir hasta 40 cm de largo y contiene en su interior abundante cantidad de semillas negras y achatadas.
Los frutos deben cosecharse luego que se han secado en la misma planta, cortándolos con tijera de podar por su pecíolo. Si se colectan aún verdes, no terminan de secarse y se pudren, o es muy dificultoso el descascarado y difícilmente salen todas las semillas.
Los frutos pelados y sin semillas, o sea "las esponjas", pueden blanquearse si se desea mediante inmersión en solución acuosa de hipoclorito de sodio, durante unos minutos u horas según la concentración del hipoclorito, posteriormente enjuagarlos abundantemente y colgarlos en una soga para que sequen. Aceptan muy bien el teñido con anilinas.
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Siembra
Se seleccionan los mejores ejemplares y se deja que sus frutos se sequen en la planta, conservando las semillas en su interior hasta el momento de su extracción para la siembra. Cada fruto contiene unas 500 semillas (unos 30 gramos), por lo que se necesitan 60 frutos para sembrar una hectárea. Para extraer las semillas se cortan un poco los extremos de la esponja y se la golpea con un mazo de madera. Las esponjas se cultivan en primavera y se cosechan en el otoño. Se pueden sembrar de dos modos:
En almácigo:
Cuando las condiciones climáticas o del suelo no son muy apropiadas y para poder seleccionar los mejores ejemplares. El trasplante se realiza cuando comienzan a desarrollarse los primeros zarcillos.
Siembra directa:
En el lugar definitivo a una distancia de 1,25 m entre hileras por 0,70 m entre plantas. Se cavan pequeños hoyo donde se colocan tres semillas. Posteriormente se realiza un raleo para dejar solamente a las plantas más fuertes.
Producción en parrales y espalderas
Cada planta, en condiciones óptimas produce entre 25 y 30 frutos se pueden obtener unos once mil por hectárea. Para alcanzar un máximo de producción es necesario un soporte aéreo. Al mes de germinadas las plantas ya necesitan un entutorado. Estos pueden ser de dos tipos: parrales o espalderas. Las plantas aprovechan mejor la luz y los frutos no toman contacto con el suelo, lo que afecta su calidad.
Para armar el parral se colocan dos hileras de postes robustos en cada extremo del terreno y otra en el centro. Los postes pueden ser de cemento o de madera resistente ya que deberán soportar toda la tensión de la estructura. Estos postes, que llamaremos principales, tendrán 2,50 m de altura mientras que los centrales serán de 3 metros para darle al conjunto la forma de un techo a dos aguas, un diseño que aporta mayor solidez estructural. Entre poste y poste se deja una distancia de 4 metros.
En el interior del perímetro se fijan postes secundarios, también a 4 metros de distancia entre sí. Los postes principales se vinculan con alambre galvanizado número 8 (4,06 mm) y los secundarios de calibre 10 (3,26 mm). Queda de este modo conformado un entramado de 4X4 m que sirve de soporte para armar una red de alambres de calibre 12 (2,64 mm) o 14 (2,03) mas finos de 0,50 X0,50 m. Según datos de productores costarricenses, la biomasa que debe soportar una estructura de estas características es de 100 toneladas por hectárea, por eso aconsejan colocar palos complementarios donde haga falta.
Otra técnica de soporte es la espaldera. En este caso, la hilera de postes acompaña a los surcos y se van tirando alambres a diferente distancia del suelo como si fuera un alambrado. En los extremos de cada hilara se fija un poste principal de 2 metros (no hace falta el poste central) y luego postes secundarios cada 2 0 3 metros. El alambre galvanizado número 10 se reserva unir los postes en la parte superior mientras que los de calibre 12 para el resto. El primero se coloca a 20 cm del suelo y el resto cada 40 o 60 cm.
En el campo los parrales deben ser rodeados de una barrera de árboles de alto porte (como cipreses y álamos) para proteger a las plantas de la acción de los vientos fuertes que dañan los brotes en crecimiento.
Cuidados
A pesar a que la esponja requiere suelos con buen drenaje, necesita humedad para desarrollarse adecuadamente. El riego debe ser frecuente cuando se están desarrollando las plántulas y por lo menos dos veces por semana durante el verano. Se debe mantener libre de malezas los surcos, tareas que se ve facilitada con el empleo de una abundante capa de vegetales secos (mulch).
Las primeras flores, que aparecen al mes de la geminación, deben ser completamente eliminadas (durante los dos primeros meses de la floración), lo mismo las ramas secundarias hasta que la guía principal llegue al parral. Al mismo tiempo se van acompañando las guías principales atándolas con tela o tiras de cinta-abrojo (reutilizable por cerca de 10 años). Cuando se detectan frutos mal formados debe ser desechados.
Las plagas que atacan a las esponjas suelen ser las mismas que afectan al resto de las cucurbitáceas. Las “plagas” se desarrollan cuando se abusa del monocultivo y los agroquímicos, por lo que el mejor reaseguro es un manejo ecológico del suelo. Para controlar el ataque de los insectos se practica el llamado “manejo integrado de plagas”:
- el empleo de "variedades" resistentes es una de las técnicas más efectivas.
- Roturar bien el suelo eliminando residuos y malezas que pudieran albergar insectos y exponiendo a la vez a sus larvas para que puedan ser consumidas por los pájaros.
- Mantener franjas de plantas que puedan servir de refugio para los insectos predadores de las plagas.
- Intercultivo con plantas que repelen insectos como la "capuchina" o "taco de reina" (Tropaeolum majus) que repele chinches de las cucurbitáceas, la borraja que alejan a los gusanos, la caléndula que ahuyenta a los nematodos del suelo o el orégano.
- La rotación con otros cultivos (que son atacados por insectos diferentes), además de ayudar a mantener más saludable el suelo, limita la población de insectos ya que estos mueren por falta de su alimento habitual.
- Los almácigos permiten mantener buenas condiciones ambientales durante el período en que las plantas son más vulnerables.
- Eliminación de plantas enfermas.
Cosecha
Los frutos se recogen cuando comienzan a ponerse amarillos con el extremo de color anaranjado. No hay que dejar que tomen un color oscuro. A continuación se les cortan un poco las puntas (suficiente para facilitar el ingreso de agua) y se le hace una ranura a lo largo de la cáscara. Los frutos se unen formando "sartas" de unos 100 frutos cada una, atravesándolos con un alambre galvanizado y se sumergen en agua durante tres días para que se pudra la cubierta externa (clamidocarpo) y se desprenda. Luego se lavan las fibras con agua corriente para eliminar cualquier resto de cáscara. Luego de la cosecha, se eliminan las plantas quedando el terreno disponible para otros cultivos.
Secado
Las esponjas se secan a la sombra en un lugar ventilado durante una semana, nunca al sol ya que el resultado sería una fibra quebradiza. Si el proceso se hiciera muy lento hay peligro de que se formen hongos que podrían dañar o manchar la fibra. Esto se puede evitar agregando un poco de cal al agua.
ESPONJA VEGETAL (Luffa acutangula Roxb)
Esta planta se cultiva primordialmente para utilizar el mesocarpio de sus frutos maduros, secos y descascarados como esponja fibrosa para distintos usos higiénicos o bien uso artístico y artesanal. Cuando los frutos son pequeños y aún verdes se pueden consumir hervidos, pero su sabor no es particularmente de mi agrado.
Es anual, trepadora, muy rústica, sensible al frío, tiene flores masculinas en racimos y femeninas solitarias ambas de color amarillo. El fruto de forma cilíndrica o claviforme puede llegar a medir hasta 40 cm de largo y contiene en su interior abundante cantidad de semillas negras y achatadas.
Los frutos deben cosecharse luego que se han secado en la misma planta, cortándolos con tijera de podar por su pecíolo. Si se colectan aún verdes, no terminan de secarse y se pudren, o es muy dificultoso el descascarado y difícilmente salen todas las semillas.
Los frutos pelados y sin semillas, o sea "las esponjas", pueden blanquearse si se desea mediante inmersión en solución acuosa de hipoclorito de sodio, durante unos minutos u horas según la concentración del hipoclorito, posteriormente enjuagarlos abundantemente y colgarlos en una soga para que sequen. Aceptan muy bien el teñido con anilinas.