El nombre del protagonista-relator de la novela no se menciona, si así el de su amigo:"...mientras residí en parís, durante la primavera y el verano de 18.. me alojé en casa de monsiur Dupin, que procedía de una familia excelente y hasta ilustre hasta que una serie de circunstancia..."
También las dos asesinadas, madame L ´Espanaye, y su hija, también asesinada, Camille L´Espanaye.
Encontrados los cadáveres se interroga a algunos vecinos:pauline Dubourg, lavandera, Pierre Moreau, vendedor de tabaco,Isidore Musset, gendarme, Henri Duval, vecino, de profesión platero Odenheimer, restauratur (así en el original), Jules Mignaud, banquero, Adolphe Lebon, empleado del anterior, William Bird, sastre, Afonso Garcio, empresario de pompas fúnebres, Alberto Montani, confitero,Paul Dumas, médico, Alexandre Etienne, cirujano . y el marinero, de origen maltés, dueño del orangután... que por imitar a su dueño cuando este se afitaba con navaja barbera, la cogió escapó, y bueno supongo que ya sabes lo que hizo con las dos desdichadas. Espero te sea de provecho la información.Lo reconozco, Allan Poe es fascinante.
Dupin es el protagonista de la obra, procede de familia noble, muy minucioso, reflexivo y atento al más mÃnimo detalle.
El orangután tiene un valor primordial para la novela al haber sido el personaje que ha cometido los crÃmenes que es la principal lÃnea argumental de toda la historia.
Madame l'Espanaye y Mademoiselle Camille l'Espanaye: damas de la nobleza, madre e hija que son las vÃctimas del asesinato.
Adolphe Lebon es el presunto asesino según las investigaciones de la policÃa.
Pirata Maltes es el marino que se encargaba del cuidado del orangután. Era alto, robusto y musculoso que tenÃa acento suizo al hablar y en su rostro era difÃcil describir su personalidad pues se encontraba oculto tras unas patillas y un bigote muy frondoso.
Estos que acabamos de mencionar serÃan los personajes fundamentales del devenir de la novela, junto a ellos estarÃan todos aquellos personajes que fueron entrevistados para poder esclarecer el crimen.
Se produce el bárbaro asesinato de dos mujeres, madre e hija, en un apartamento de una populosa calle de ParÃs. Las primeras investigaciones no dan resultado alguno, evidenciándose la impotencia de la policÃa para esclarecer los hechos. Finalmente se hace cargo del asunto un detective aficionado, M. Dupin, que tras intensa y brillante investigación, ofrece una explicación extraordinaria.
Los asesinatos…, en efecto, se abren con una disertación de varias páginas sobre el tema, que posiblemente en su dÃa llamarÃa mucho la atención a los lectores de Graham's, la revista en que apareció, por centrarse en tema tan novedoso. Asà describÃa Poe en sus primeras lÃneas esta facultad de la inteligencia:
El analista halla su placer en esa actividad del espÃritu consistente en desenredar (subrayado del autor).
Pero en este relato analÃtico se aprecia algún matiz diferencial con respecto a los posteriores. Siendo Poe su responsable, la truculencia morbosa tenÃa que aparecer por algún sitio (sólo La carta robada se muestra limpia e impoluta en ese sentido), máxime habida cuenta de lo escabroso del tema elegido. AsÃ, el resultado final, el intenso escalofrÃo que produce la historia, parece debido al explosivo cóctel que se nos ofrece y en el que actúan alternativamente el frÃo razonamiento inductivo con las dinámicas escenas, aunque sólo sugeridas, de monstruosa violencia, algunas de las más terrorÃficas imaginadas por su autor. La visión paralela, ya lógicamente estática, de las dos mujeres muertas y mutiladas, captadas en abominables posturas, ha sido profusamente reproducida en todos los medios gráficos, y sólo parece comparable, por la impresión que produce, a la que remata ese otro portento del espanto que constituye El gato negro.
Se produce el bárbaro asesinato de dos mujeres, madre e hija, en un apartamento de una populosa calle de ParÃs. Las primeras investigaciones no dan resultado alguno, evidenciándose la impotencia de la policÃa para esclarecer los hechos. Finalmente se hace cargo del asunto un detective aficionado, M. Dupin, que tras intensa y brillante investigación, ofrece una explicación extraordinaria.
Los asesinatos…, en efecto, se abren con una disertación de varias páginas sobre el tema, que posiblemente en su dÃa llamarÃa mucho la atención a los lectores de Graham's, la revista en que apareció, por centrarse en tema tan novedoso. Asà describÃa Poe en sus primeras lÃneas esta facultad de la inteligencia:
El analista halla su placer en esa actividad del espÃritu consistente en desenredar (subrayado del autor).
Pero en este relato analÃtico se aprecia algún matiz diferencial con respecto a los posteriores. Siendo Poe su responsable, la truculencia morbosa tenÃa que aparecer por algún sitio (sólo La carta robada se muestra limpia e impoluta en ese sentido), máxime habida cuenta de lo escabroso del tema elegido. AsÃ, el resultado final, el intenso escalofrÃo que produce la historia, parece debido al explosivo cóctel que se nos ofrece y en el que actúan alternativamente el frÃo razonamiento inductivo con las dinámicas escenas, aunque sólo sugeridas, de monstruosa violencia, algunas de las más terrorÃficas imaginadas por su autor. La visión paralela, ya lógicamente estática, de las dos mujeres muertas y mutiladas, captadas en abominables posturas, ha sido profusamente reproducida en todos los medios gráficos, y sólo parece comparable, por la impresión que produce, a la que remata ese otro portento del espanto que constituye El gato negro.
BibliografÃa [editar]E. A. P. ‘Cuentos 1 y 2’ Introducción y notas de J. Cortázar. Alianza. 1975.
E. A. P. ‘Ensayos y crÃticas.’ Introducción y notas de J. Cortázar. Alianza. 1973.
E. A. P. ‘Cartas de un poeta’. Grijalbo. 1989.
Hervey Allen. ‘Israfel’. Farrar & Rinehart. 1934.
Jorge Luis Borges. ‘Obras completas’. R. B. A. 2006.
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El nombre del protagonista-relator de la novela no se menciona, si así el de su amigo:"...mientras residí en parís, durante la primavera y el verano de 18.. me alojé en casa de monsiur Dupin, que procedía de una familia excelente y hasta ilustre hasta que una serie de circunstancia..."
También las dos asesinadas, madame L ´Espanaye, y su hija, también asesinada, Camille L´Espanaye.
Encontrados los cadáveres se interroga a algunos vecinos:pauline Dubourg, lavandera, Pierre Moreau, vendedor de tabaco,Isidore Musset, gendarme, Henri Duval, vecino, de profesión platero Odenheimer, restauratur (así en el original), Jules Mignaud, banquero, Adolphe Lebon, empleado del anterior, William Bird, sastre, Afonso Garcio, empresario de pompas fúnebres, Alberto Montani, confitero,Paul Dumas, médico, Alexandre Etienne, cirujano . y el marinero, de origen maltés, dueño del orangután... que por imitar a su dueño cuando este se afitaba con navaja barbera, la cogió escapó, y bueno supongo que ya sabes lo que hizo con las dos desdichadas. Espero te sea de provecho la información.Lo reconozco, Allan Poe es fascinante.
Un saludo
Dupin es el protagonista de la obra, procede de familia noble, muy minucioso, reflexivo y atento al más mÃnimo detalle.
El orangután tiene un valor primordial para la novela al haber sido el personaje que ha cometido los crÃmenes que es la principal lÃnea argumental de toda la historia.
Madame l'Espanaye y Mademoiselle Camille l'Espanaye: damas de la nobleza, madre e hija que son las vÃctimas del asesinato.
Adolphe Lebon es el presunto asesino según las investigaciones de la policÃa.
Pirata Maltes es el marino que se encargaba del cuidado del orangután. Era alto, robusto y musculoso que tenÃa acento suizo al hablar y en su rostro era difÃcil describir su personalidad pues se encontraba oculto tras unas patillas y un bigote muy frondoso.
Estos que acabamos de mencionar serÃan los personajes fundamentales del devenir de la novela, junto a ellos estarÃan todos aquellos personajes que fueron entrevistados para poder esclarecer el crimen.
Entre ellos destacan:
Pauline Dubourg: Lavandera.
Pierre Moreau: Vendedor de tabaco.
Isidore Muset: Gendarme.
Henri Duval: Vecino.
Jules Mignaud: Banquero.
William Bird: Sastre.
Alfonso GarcÃa: Empresario.
Alberto Montani: Confitero.
Paul Dumas: Médico.
Alexandre Etienne: Cirujano.
Los crÃmenes de la calle Morgue (The Murders in the Rue Morgue en inglés), también conocido como Los asesinatos de la calle Morgue o Los asesinatos de la rue Morgue, es un cuento policÃaco y de terror del escritor estadounidense Edgar Allan Poe publicado por primera vez en en la revista Graham's Magazine, de Filadelfia, en el mes de abril de 1841. Se trata del primer relato de detectives propiamente dicho de la historia de la literatura
Argumento
Se produce el bárbaro asesinato de dos mujeres, madre e hija, en un apartamento de una populosa calle de ParÃs. Las primeras investigaciones no dan resultado alguno, evidenciándose la impotencia de la policÃa para esclarecer los hechos. Finalmente se hace cargo del asunto un detective aficionado, M. Dupin, que tras intensa y brillante investigación, ofrece una explicación extraordinaria.
Los crÃmenes de la rue Morgue, aparte del primer relato policÃaco, es asimismo el primer misterio de "habitación cerrada", en el que se reta al lector a explicar un enigma aparentemente insoluble y planteado en un ámbito muy concreto y delimitado. Los temas del cuento son dos esencialmente: la brutalidad ciega y su oponente dialéctico, el raciocinio, o, en un nivel metafórico, las tinieblas y la luz; y, como en todo relato detectivesco que se precie, ésta al final saldrá triunfante.
Al igual que en otras ocasiones, para su composición el autor se inspiró libremente en un caso real, asà como, se ha apuntado, en el personaje del inspector de policÃa parisino Vidocq. Este celebérrimo agente, pues, estarÃa detrás del inefable protagonista de Los asesinatos..., el detective Monsieur Auguste Dupin (personaje que a su vez, nadie lo pone en duda, constituye el principal modelo para el Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle).
El relato, que se cuenta entre los más largos que escribió Poe, es el primero de una serie que completarán en los años siguientes El misterio de Marie Rogêt y La carta robada. Los tres citados, junto con El escarabajo de oro (cuento también de raciocinio, pero de estilo más bien aventurero), evidencian una tendencia muy acusada en su autor, como es la investigación lógica y analÃtica.
Los asesinatos…, en efecto, se abren con una disertación de varias páginas sobre el tema, que posiblemente en su dÃa llamarÃa mucho la atención a los lectores de Graham's, la revista en que apareció, por centrarse en tema tan novedoso. Asà describÃa Poe en sus primeras lÃneas esta facultad de la inteligencia:
El analista halla su placer en esa actividad del espÃritu consistente en desenredar (subrayado del autor).
Paul Valéry destacó por encima de todas esa singularÃsima capacidad en el norteamericano: el glorioso intelecto, la inteligencia pura, una de las más preclaras en la historia del arte, asegura el poeta francés, y que Poe desarrolló de modo extenso y con evidente fruición, principalmente en dos planos: en este analÃtico y materialista de sus relatos de detectives, y en el mucho más abstracto y especulativo de sus relatos llamados metafÃsicos (El poder de las palabras, El coloquio de Monos y Una…) y su poco y mal comprendida disertación cosmogónica Eureka.
Los crÃmenes de la calle Morgue es singular, dentro de la obra cuentÃstica de Poe, porque en él, como en los otros citados, brilla por su ausencia el componente imaginario y fantasmagórico en el que tanto descolló su autor. Supongo que bien puedo decir que ninguno de los dos cree en acontecimientos sobrenaturales, declarará Dupin en un momento de su deslumbrante deducción elucidatoria.
Pero en este relato analÃtico se aprecia algún matiz diferencial con respecto a los posteriores. Siendo Poe su responsable, la truculencia morbosa tenÃa que aparecer por algún sitio (sólo La carta robada se muestra limpia e impoluta en ese sentido), máxime habida cuenta de lo escabroso del tema elegido. AsÃ, el resultado final, el intenso escalofrÃo que produce la historia, parece debido al explosivo cóctel que se nos ofrece y en el que actúan alternativamente el frÃo razonamiento inductivo con las dinámicas escenas, aunque sólo sugeridas, de monstruosa violencia, algunas de las más terrorÃficas imaginadas por su autor. La visión paralela, ya lógicamente estática, de las dos mujeres muertas y mutiladas, captadas en abominables posturas, ha sido profusamente reproducida en todos los medios gráficos, y sólo parece comparable, por la impresión que produce, a la que remata ese otro portento del espanto que constituye El gato negro.
LIBRO CO0MPLETO.
http://es.wikisource.org/wiki/Los_cr%C3%ADmenes_de... //
Se produce el bárbaro asesinato de dos mujeres, madre e hija, en un apartamento de una populosa calle de ParÃs. Las primeras investigaciones no dan resultado alguno, evidenciándose la impotencia de la policÃa para esclarecer los hechos. Finalmente se hace cargo del asunto un detective aficionado, M. Dupin, que tras intensa y brillante investigación, ofrece una explicación extraordinaria.
Los crÃmenes de la rue Morgue, aparte del primer relato policÃaco, es asimismo el primer misterio de "habitación cerrada", en el que se reta al lector a explicar un enigma aparentemente insoluble y planteado en un ámbito muy concreto y delimitado. Los temas del cuento son dos esencialmente: la brutalidad ciega y su oponente dialéctico, el raciocinio, o, en un nivel metafórico, las tinieblas y la luz; y, como en todo relato detectivesco que se precie, ésta al final saldrá triunfante.
Al igual que en otras ocasiones, para su composición el autor se inspiró libremente en un caso real, asà como, se ha apuntado, en el personaje del inspector de policÃa parisino Vidocq. Este celebérrimo agente, pues, estarÃa detrás del inefable protagonista de Los asesinatos..., el detective Monsieur Auguste Dupin (personaje que a su vez, nadie lo pone en duda, constituye el principal modelo para el Sherlock Holmes de Arthur Conan Doyle).
El relato, que se cuenta entre los más largos que escribió Poe, es el primero de una serie que completarán en los años siguientes El misterio de Marie Rogêt y La carta robada. Los tres citados, junto con El escarabajo de oro (cuento también de raciocinio, pero de estilo más bien aventurero), evidencian una tendencia muy acusada en su autor, como es la investigación lógica y analÃtica.
Los asesinatos…, en efecto, se abren con una disertación de varias páginas sobre el tema, que posiblemente en su dÃa llamarÃa mucho la atención a los lectores de Graham's, la revista en que apareció, por centrarse en tema tan novedoso. Asà describÃa Poe en sus primeras lÃneas esta facultad de la inteligencia:
El analista halla su placer en esa actividad del espÃritu consistente en desenredar (subrayado del autor).
Paul Valéry destacó por encima de todas esa singularÃsima capacidad en el norteamericano: el glorioso intelecto, la inteligencia pura, una de las más preclaras en la historia del arte, asegura el poeta francés, y que Poe desarrolló de modo extenso y con evidente fruición, principalmente en dos planos: en este analÃtico y materialista de sus relatos de detectives, y en el mucho más abstracto y especulativo de sus relatos llamados metafÃsicos (El poder de las palabras, El coloquio de Monos y Una…) y su poco y mal comprendida disertación cosmogónica Eureka.
Los crÃmenes de la calle Morgue es singular, dentro de la obra cuentÃstica de Poe, porque en él, como en los otros citados, brilla por su ausencia el componente imaginario y fantasmagórico en el que tanto descolló su autor. Supongo que bien puedo decir que ninguno de los dos cree en acontecimientos sobrenaturales, declarará Dupin en un momento de su deslumbrante deducción elucidatoria.
Pero en este relato analÃtico se aprecia algún matiz diferencial con respecto a los posteriores. Siendo Poe su responsable, la truculencia morbosa tenÃa que aparecer por algún sitio (sólo La carta robada se muestra limpia e impoluta en ese sentido), máxime habida cuenta de lo escabroso del tema elegido. AsÃ, el resultado final, el intenso escalofrÃo que produce la historia, parece debido al explosivo cóctel que se nos ofrece y en el que actúan alternativamente el frÃo razonamiento inductivo con las dinámicas escenas, aunque sólo sugeridas, de monstruosa violencia, algunas de las más terrorÃficas imaginadas por su autor. La visión paralela, ya lógicamente estática, de las dos mujeres muertas y mutiladas, captadas en abominables posturas, ha sido profusamente reproducida en todos los medios gráficos, y sólo parece comparable, por la impresión que produce, a la que remata ese otro portento del espanto que constituye El gato negro.
BibliografÃa [editar]E. A. P. ‘Cuentos 1 y 2’ Introducción y notas de J. Cortázar. Alianza. 1975.
E. A. P. ‘Ensayos y crÃticas.’ Introducción y notas de J. Cortázar. Alianza. 1973.
E. A. P. ‘Cartas de un poeta’. Grijalbo. 1989.
Hervey Allen. ‘Israfel’. Farrar & Rinehart. 1934.
Jorge Luis Borges. ‘Obras completas’. R. B. A. 2006.
Paul Valéry, ‘Au sujet d’Eurêka’. En ‘Obras completas’. Gallimard. 1957.
Georges Walter. ‘Poe (biografÃa)’. Anaya. 1995.
Charles Baudelaire. ‘Edgar Allan Poe’. Visor, 1989.