El legislador por excelencia del pueblo de Israel, uno de los grandes profetas de la Biblia, el libertador de los judÃos de la cautividad de Egipto, que condujo a los hebreos desde allà hasta la tierra prometida. Habiendo sido impuesto originalmente por una princesa egipcia, este nombre es, sin duda, egipcio en su origen.
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Moises fue quien saco al pueblo de Israel de Egipto, escogido por Dios, pero imagino que desees mas datos y te copio del Diccionario Biblico.
Moises (heb., moseheh; egipcio, mes, es sacado, engendrado). El héroe
nacional que libertó a los israelitas de la esclavitud egipcia, los estableció como
nación independiente y los preparó para entrar en Canaán. Si se basa el éxodo
en una fecha temprana, c. de 1440 a. de J.C., entonces Moisés nació en 1520
en la tierra de Egipto de padres israelitas (<020201>Éxodo 2:1-10). Escondido entre
los juncos cerca de la orilla del río, la hija de faraón lo descubrió. Le pidió a la
madre de Moisés que lo criara hasta que hubiera crecido lo suficiente como
para llevárselo a la corte real, donde pasó los primeros 40 años de su vida.
Esteban en su discurso ante el Sanedrín (<440722>Hechos 7:22) afirma que Moisés
no sólo fue instruido en la ciencia y erudición de los egipcios sino que también
estaba dotado de una habilidad para la oratoria y una cualidad destacada para
el liderato.
Dibujo de Moisés y la zarza ardiente, de una pintura en la pared en la sinagoga en Dura-
Europos, Siria, siglo III. Cortesía Carta, Jerusalén
El primer intento valiente de Moisés de ayudar a su gente fue un fracaso. Mató
a un egipcio y huyó a Madián donde pasó un período de 40 años en
aislamiento. En la tierra de Madián halló gracia en el hogar de un sacerdote
llamado Jetro. Se casó con Séfora, hija de Jetro, y trabajó como pastor de los
rebaños de su suegro. Confrontado por una zarza ardiente, recibió una
revelación de Dios; éste le dio una comisión para que libertara a su pueblo
Israel de la esclavitud egipcia (Éxodo 3). Dos señales milagrosas —la vara de
Moisés se convirtió en una serpiente y su mano se puso leprosa y luego fue
sanada— fueron otorgadas como prueba para verificar la autoridad divina
(<020401>Éxodo 4:1-17).
En una serie de diez plagas Moisés y Aarón contrarrestaron los intentos de
faraón de mantener a Israel en esclavitud (Éxodo 7—11). En su totalidad, estas
plagas fueron dirigidas en contra de los dioses de Egipto, demostrando el poder
de Dios tanto a los egipcios como también a los israelitas.
En la noche antes de la salida de Israel, la Pascua fue celebrada por primera
vez (Éxodo 12). Para cada unidad de familia, que siguió las simples
instrucciones de matar un cordero macho o cabrito de un año de vida y de
aplicar su sangre sobre los postes de la puerta y el dintel de sus hogares, la
ejecución del juicio divino pasaría de largo.
La ruta exacta por la cual Moisés llevó a los israelitas, que en ese entonces eran
como 600.000 hombres más mujeres y niños, es difícil de determinar. Los
israelitas pudieron cruzar el mar Rojo gracias a la intervención de Dios,
mientras que las tropas egipcias se ahogaron. En Refidim Dios mandó a Moisés
golpear la peña y ésta produjo una abundancia de agua para su pueblo
(<021701>Éxodo 17:1-7). Enfrentado con un ataque amalequita, Moisés prevaleció
en oración intercesoria con el apoyo de Aarón y Hur, mientras que Josué
encabezó el ejército de Israel en una batalla victoriosa (<021708>Éxodo 17:8-16).
En sus tareas administrativas Moisés nombró 70 ancianos para que sirviesen
bajo él de acuerdo con el consejo de Jetro. En una jornada desde Egipto de
menos de tres meses, los israelitas se establecieron en los alrededores del
monte Sinaí (Horeb) donde se quedaron por aprox. un año (Éxodo 18—19).
Como representante de su pueblo Moisés recibió la ley de Dios. Esta ley
constituía el pacto de Dios con su nación recientemente liberada. Por su parte,
la congregación ratificó éste pacto (Éxodo 20—24), el cual incluyó los Diez
Mandamientos. Para que los israelitas pudieran adorar a su Dios
adecuadamente, Moisés recibió instrucciones detalladas para la construcción
del tabernáculo, las cuales fueron ejecutadas esmeradamente bajo la
supervisión de Moisés. Al mismo tiempo la familia de Aarón, con la ayuda de
los levitas, fue designada para el servicio sacerdotal y cuidadosamente
equipada para su ministerio (Éxodo 25—40). Moisés también supervisó el
censo militar y la organización de los israelitas mientras acamparon en la
península de Sinaí.
Moisés no sólo tuvo que hacer frente a la murmuración de la multitud sino que
también fue criticado gravemente por María y Aarón (Números 11—12). La
multitud que se quejó porque ansiaban la carne que habían comido en Egipto
comió codornices hasta que se hastió debido a la abundancia que recibieron.
Aarón y María fueron humillados cuando María sufrió de una lepra pasajera.
Mientras estaban en Cades, Moisés envió a 12 representantes para espiar la
tierra de Canaán (Números 13—14). El informe de la mayoría, dado por diez
espías, influyó a los israelitas a demostrar su falta de fe. Sólo Josué y Caleb
recomendaron que conquistaran y ocuparan la tierra que se les había
prometido. Cuando Dios propuso destruir a los israelitas rebeldes, Moises
intercedió por su pueblo.
No sólo fue el liderato político de Moisés desafiado por Datán y Abiram, sino
que Coré y sus seguidores contendieron por el puesto eclesiástico de Aarón y
su familia. Durante el transcurso de estas rebeliones perecieron 14.000
personas en juicio divino.
Moisés perdió la entrada a la Tierra Prometida cuando golpeó la roca a la que
debería haber mandado proveer agua para su pueblo (Números 20). Cuando
un castigo en forma de serpientes causó la muerte de muchos israelitas
descontentos, Moisés construyó una serpiente de bronce que otorgaba sanidad
a todos los que la miraban en obediencia (21:4-9; cf. <430314>Juan 3:14-16).
Anticipando que Israel ocuparía la tierra de Canaán, Moisés amonestó al
pueblo que destruyeran a los habitantes idólatras. Nombró a 12 jefes de tribus
para distribuir la tierra entre las tribus y les mandó proveer para los levitas 48
ciudades con áreas de pastura adecuada alrededor, diseminadas por toda
Canaán. Seis de estas ciudades levitas fueron designadas ciudades de refugio
adonde la gente podía huir para protección en caso de derramamiento
accidental de sangre (Números 34; 35). Moisés también proveyó soluciones a
problemas de herencia cuando permitió que ciertas mujeres heredaran las
posesiones familiares (Números 36).
La grandeza del carácter de Moisés se establece claramente en sus discursos
de despedida a su amado pueblo. Aunque se le negó participar en la conquista
y ocupación de la tierra, deseó lo mejor para los israelitas que estaban entrando
a Canaán. Sus consejos a ellos están resumidos en los discursos que aparecen
en el libro de Deuteronomio. El repasó la jornada empezando desde el monte
Horeb donde Dios había hecho el pacto con Israel. Indicó especialmente los
lugares donde los israelitas habían murmurado, recordándoles de su
desobediencia. Con ese trasfondo Moisés los amonestó a ser obedientes. Las
victorias recientes sobre los amorreos que Dios les había dado, proveyeron una
base razonable que les permitía anticipar más triunfos bajo el liderato de Josué
al entrar en la tierra de Canaán (<050101>Deuteronomio 1:1—4:43).
En su segundo discurso (<050444>Deuteronomio 4:44—28:68) Moisés enfatizó el
hecho de que tanto el amor como la obediencia son fundamentales para tener
una relación saludable con Dios. Después repitió los Diez Mandamientos del
monte Sinaí. El amor íntegro por Dios en la vida cotidiana representaba la base
que mantenía esta relación del pacto de tal manera que podían gozar de las
bendiciones de Dios. Por consiguiente cada generación tenía la responsabilidad
de enseñar el temor del Señor su Dios a la próxima generación por medio de
preceptos y obediencia.
Al fin de la carrera de Moisés, Josué, quien ya había sido designado el líder de
Israel, fue comisionado como sucesor de Moisés. En un cántico (Deuteronomio
32). Moisés expresó su alabanza a Dios, recordando cómo Dios había
rescatado a Israel y cómo la había mantenido a través de la jornada por el
desierto. Luego, habiendo pronunciado una bendición para cada tribu, Moisés
se fue en rumbo al monte Nebo donde tuvo el privilegio de observar la tierra
prometida de lejos antes de morir..
Bendiciones
Moisés habÃa recibido una educación privativa de los aristócratas egipcios. Su posición le ofrecÃa una carrera brillante y todos los placeres imaginables, pero aun asà lo rechazó todo. No podÃa conciliar su vida en la corte de Faraón, un opresor, con el amor a Jehová y a la justicia.
Todos nosotros nos enfrentamos con el desafÃo de elegir qué es lo más importante. Al igual que Moisés, quizá tengamos que tomar una decisión difÃcil. ¿Estamos dispuestos a abandonar determinadas prácticas o aparentes ventajas, sin importar el costo? Si nos vemos ante esta disyuntiva, recordemos que Moisés consideró la amistad de Jehová más importante que todos los tesoros de Egipto, y no se arrepintió de ello.
UY ! hay mucho para escribir de Moisés. Lo que te puedo decir es que se lo conoce como el mas manso de los hombres. Fue elegido por Dios para liberar a su pueblo Israel. y fue el caudillo de este pueblo por mas de 40 años hasta que lo suplanto Josúe. Un saludo!!
Esto es algo que aprendi despues de catequesis
2:11 En aquellos dÃas sucedió que crecido ya Moisés, salió a sus hermanos, y los vio en sus duras tareas, y observó a un egipcio que golpeaba a uno de los hebreos, sus hermanos.
2:12 Entonces miró a todas partes, y viendo que no parecÃa nadie, mató al egipcio y lo escondió en la arena.
2:13 Al dÃa siguiente salió y vio a dos hebreos que reñÃan; entonces dijo al que maltrataba al otro: ¿Por qué golpeas a tu prójimo?
2:14 Y él respondió: ¿Quién te ha puesto a ti por prÃncipe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Entonces Moisés tuvo miedo, y dijo: Ciertamente esto ha sido descubierto.
Era tartamudo, dirigió el exodo a los 80 años, subia a hablar con Jehová y era el único que podÃa hacerlo y cuando regresaba se le veÃa el rostro diferente, a el le entregó Dios las tablas de la ley que rompió cuando regresó y encontró que el pueblo habia hecho un becerro de oro al cual adoraban por que pensaban que Moisés ya no regresarÃa, murió antes de llegar a la tierra prometida que solo pudo ver de lejos, su hermano era quien le ayudaba a comunicarse con el pueblo por que el era inseguro por su tartamudez.
Moisés ~
El legislador por excelencia del pueblo de Israel, uno de los grandes profetas de la Biblia, el libertador de los judÃos de la cautividad de Egipto, que condujo a los hebreos desde allà hasta la tierra prometida. Habiendo sido impuesto originalmente por una princesa egipcia, este nombre es, sin duda, egipcio en su origen.
Nombre
El nombre hebreo de Moisés, moseh, se vuelve a encontrar en la familia levÃtica de musa (Nm. 26:58). Su etimologÃa es discutida. En tiempo de Filón y de Josefo se derivaba del copto (MO = agua, use = salvar), lo cual corresponderÃa a la etimologÃa popular que la Biblia pone en boca de la hija de Faraón (Ex. 2:10: pues yo le he sacado del agua; cfr. 2 S. 22:17). Si buscáramos una etimologÃa semÃtica, echarÃamos mano de la raÃz msh, conocida en hebreo (pero muy rara) y en árabe: «[Dios] ha sacado [al niño del peligro o del seno materno] .
La personalidad de Moisés
En todo lo que hizo y enseñó no fue más que el agente del AltÃsimo, y, sin embargo, la revelación que de su propio carácter se nos da es honrosa. Es elogiado como el hombre de Dios y, en un sentido elevado, el siervo de Dios. Escogió el servicio de Dios deliberadamente, a despecho de las fuertes tentaciones que tuvo de seguir una carrera mundana. El se consideró desde un principio como redentor de su pueblo, y al dar muerte al egipcio lo hizo en su carácter de tal, y asà explica Esteban ese hecho (Hch. 7:25). La desconfianza que él manifestó cuando fue llamado a la edad de ochenta años a acometer una empresa que él habÃa creÃdo desesperada cuando tenÃa cuarenta, le fue perdonada por Dios. Aunque naturalmente propenso a la ira y a la impaciencia, se dominó a sà mismo hasta el grado de merecer que se le llamara el más manso de los hombres (Nm. 12:3); y su fe, humildad e indulgencia, la sabidurÃa y el vigor de su administración, su inquebrantable celo y fe en Dios, y su desinteresado patriotismo, son cosas dignas de toda imitación (Ex. 32: 11-14; Nm. 11:29). No colocó a sus hijos en puestos públicos donde ejercieran poder y recibieran provecho. Muchos rasgos de su carácter y de su vida suministran interesantes elementos que lo hacen uno de los tipos de Cristo en sus diversas facetas, de Cristo como el libertador, el gobernante y el gala de su pueblo, rechazado por él, pero amándolo siempre, intercediendo por él como mediador, rescatándolo, enseñándolo y alimentádolo hasta llegar a la tierra prometida.
Todas las instituciones religiosas de Moisés dirigÃan la mente del adorador hacia Cristo; y El mismo en el monte de la Transfiguración —2.000 años después de su muerte— pagó su homenaje al profeta que El habÃa predicho (Dt. 18:15-19); contempló «aquel buen monte y el LÃbano (Dt. 3:25), y le fue permitido conversar con el Salvador sobre el más glorioso de los temas, la muerte que El habÃa de recibir en Jerusalén (Lc. 9:31).
Moisés fue el autor del Pentateuco, nombre con que se designan los cinco primeros libros de la Biblia. En la composición de ellos pudo haber sido ayudado par algunos escribas o por Aarón, que llevaba un registro de los negocios públicos (Ex. 17:14; 24:4, 7; 34:27; Nm. 33:1, 2; Dt. 31:24). Algunas cosas fueron agregadas posteriormente por algún otro autor inspirado, como, por ejemplo, el último capÃtulo del Deuteronomio. El salmo 90 se atribuye también a Moisés; y los sublimes y piadosos sentimientos que en él se notan, adquieren una nueva significación si se reciben como escritos par él cuando estaba cerca del término de su peregrinación. Hay quienes le han atribuido el libro de Job, entre ellos algunos rabinos de renombre y diversos Padres de La Iglesia. Sus cánticos triunfantes en Ex. 15; Deut. 32 y 33 son un preludio del canto final y eterno de Moisés y el Cordero (Ap. 15:3). Sus escritos manifiestan la familiaridad del testigo que relate aquello en que él mismo tomó parte, y los monumentos de Egipto que existen hoy dÃa todavÃa, confirman sus observaciones hasta en sus mÃnimos detalles.
Fuente:
La Santa Biblia
Libros de Estudio del INSTE
Diccionario BÃblico Ilustrado de Vila SantamarÃa.-Editorial CLIE.
Que se dejo caer a las 7 hijas de Jetro ...suertudo ....