Los humanos no pueden ver a los espíritus, de modo que es patente que los discípulos creían que habían visto una aparición o una visión.
Jesús les aseguró que él no era ninguna aparición; ellos podían ver su cuerpo de carne, podían tocarlo y palparle los huesos; también comió en presencia de ellos. De manera semejante, en el pasado algunos ángeles se habían materializado para que los hombres los pudieran ver; habían comido, y algunos hasta se habían casado y procreado hijos (Gén. 6:4; 19:1-3).
Jesús, después de su resurrección, no siempre se apareció en el mismo cuerpo de carne (quizás para reforzar en la mente de ellos el hecho de que entonces era un espíritu), y por eso ni siquiera sus compañeros íntimos lo reconocían inmediatamente (Juan 20:14, 15; 21:4-7). Sin embargo, al aparecérseles varias veces en cuerpos materializados y al decir y hacer cosas que ellos identificarían con el Jesús a quien conocían, fortaleció la fe de ellos en el hecho de que en verdad había resucitado de entre los muertos.
Si los discípulos en realidad hubieran visto a Jesús en el cuerpo que ahora tiene en el cielo, Pablo no habría dicho más tarde que Cristo glorificado es ‘la representación exacta del mismo ser de Dios’, porque Dios es un Espíritu y nunca ha estado en la carne. (Heb. 1:3; 1 Timoteo 6:16.)
Jesús se apareció a algunos de sus discípulos después de su resurrección, pero ellos pensaban que estaban viendo a un espíritu. Para tranquilizarlos les dijo: “Pálpenme y vean, porque un espíritu no tiene carne y huesos así como contemplan que yo tengo”. (Lu 24:39.) Hay quien ha interpretado que el que Jesús no dijera que era de carne y sangre significaba que tenía un cuerpo “espiritualizado” de carne y huesos, pero sin sangre. Este argumento no tiene ninguna base, pues los discípulos podían ver y palpar que Jesús tenía carne y huesos, pero no podían hacer lo mismo con su sangre; por esta razón, no fue necesario mencionarla. Jesús indicó así por boca de once de los apóstoles y de otros que estaban reunidos con ellos en aquella ocasión que verdaderamente había resucitado y que los discípulos no estaban sufriendo ninguna alucinación cuando declaraban que estaba vivo de nuevo.
Pues resucitó con un cuerpo-glorificado- de carne y huesos, como dice el pasaje que citás:
Luk 24:38 Y El les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón?
Luk 24:39 Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Además había anunciado, que levantaría su cuerpo:
Joh 2:19 Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Joh 2:20 Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?
Joh 2:21 Pero El hablaba del templo de su cuerpo.
Joh 2:22 Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.
¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón?
Answers & Comments
Verified answer
Los humanos no pueden ver a los espíritus, de modo que es patente que los discípulos creían que habían visto una aparición o una visión.
Jesús les aseguró que él no era ninguna aparición; ellos podían ver su cuerpo de carne, podían tocarlo y palparle los huesos; también comió en presencia de ellos. De manera semejante, en el pasado algunos ángeles se habían materializado para que los hombres los pudieran ver; habían comido, y algunos hasta se habían casado y procreado hijos (Gén. 6:4; 19:1-3).
Jesús, después de su resurrección, no siempre se apareció en el mismo cuerpo de carne (quizás para reforzar en la mente de ellos el hecho de que entonces era un espíritu), y por eso ni siquiera sus compañeros íntimos lo reconocían inmediatamente (Juan 20:14, 15; 21:4-7). Sin embargo, al aparecérseles varias veces en cuerpos materializados y al decir y hacer cosas que ellos identificarían con el Jesús a quien conocían, fortaleció la fe de ellos en el hecho de que en verdad había resucitado de entre los muertos.
Si los discípulos en realidad hubieran visto a Jesús en el cuerpo que ahora tiene en el cielo, Pablo no habría dicho más tarde que Cristo glorificado es ‘la representación exacta del mismo ser de Dios’, porque Dios es un Espíritu y nunca ha estado en la carne. (Heb. 1:3; 1 Timoteo 6:16.)
UN SALUDO!!!
Jesús se apareció a algunos de sus discípulos después de su resurrección, pero ellos pensaban que estaban viendo a un espíritu. Para tranquilizarlos les dijo: “Pálpenme y vean, porque un espíritu no tiene carne y huesos así como contemplan que yo tengo”. (Lu 24:39.) Hay quien ha interpretado que el que Jesús no dijera que era de carne y sangre significaba que tenía un cuerpo “espiritualizado” de carne y huesos, pero sin sangre. Este argumento no tiene ninguna base, pues los discípulos podían ver y palpar que Jesús tenía carne y huesos, pero no podían hacer lo mismo con su sangre; por esta razón, no fue necesario mencionarla. Jesús indicó así por boca de once de los apóstoles y de otros que estaban reunidos con ellos en aquella ocasión que verdaderamente había resucitado y que los discípulos no estaban sufriendo ninguna alucinación cuando declaraban que estaba vivo de nuevo.
Pues resucitó con un cuerpo-glorificado- de carne y huesos, como dice el pasaje que citás:
Luk 24:38 Y El les dijo: ¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón?
Luk 24:39 Mirad mis manos y mis pies, que soy yo mismo; palpadme y ved, porque un espíritu no tiene carne ni huesos como veis que yo tengo.
Además había anunciado, que levantaría su cuerpo:
Joh 2:19 Jesús respondió y les dijo: Destruid este templo, y en tres días lo levantaré.
Joh 2:20 Entonces los judíos dijeron: En cuarenta y seis años fue edificado este templo, ¿y tú lo levantarás en tres días?
Joh 2:21 Pero El hablaba del templo de su cuerpo.
Joh 2:22 Por eso, cuando resucitó de los muertos, sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.
¿Por qué estáis turbados, y por qué surgen dudas en vuestro corazón?
Que Jesús resucito de entre los muertos, en carne y hueso