Nació en Oporto el 4 de marzo de 1394, tercer hijo del rey João I de Portugal (1385-1433) y de Felipa de Lancaster, hermana de Enrique IV de Inglaterra. Fue educado en la literatura, la política y la guerra. Con algo más de 20 años (1415) toma parte en la conquista de Ceuta, empresa en la que participaron más de cincuenta mil portugueses y unas 200 naves. A partir de entonces parece que surgió en el Infante la idea de acometer la exploración de de las costas africanas. Al ser Don Enrique el tercero en la línea sucesoria, no tenía aspiraciones al trono. Era gran maestre de la Orden de Cristo, heredera de la en otros tiempos poderosa Orden del Temple, que tras su disolución disponía de su enorme capital. Este cuantioso patrimonio le permitió dedicarse a promover las exploraciones. Nombrado duque de Viseu, construyó un castillo en las inmediaciones del promontorio de Sagres, muy cerca del cabo San Vicente. Allí propició las navegaciones exploratorias y reunió a astrónomos y cartógrafos. La Orden de Cristo había sido creada como instrumento de combate contra los árabes. Enrique había tomado a su cargo la tarea de eliminar el dominio islámico en Africa del Norte y el Próximo Oriente. En tal labor debía ayudarle el Preste Juan, quien según se contaba, gobernaba un reino cristiano en Africa. Hermano del rey Duarte (1433-1438) al que sucedió su hermano Pedro como regente durante la minoría de edad de Alfonso V. Navegó muy poco. Nombrado regente (1449) tras la muerte de Pedro en Alfarrobeira por las tropas reales. Tras el ocaso del califato de Bagdad el poder del mundo islámico pasó a manos de los osmanlíes turcos que conquistaron Constantinopla (1453) cortando la ruta de las especias.
Campañas norteafricanas:
Reemprendió la guerra contra los marroquíes, que perdieron Alcazarseguer (1458), Tánger y Arcila (1471), Azemmur y Magazán (1502), y Safi (1508). La expansión castellana hacia el Mogreb se desvió hacia el Este (región de Orán y Tremecén) pero el comercio con Guinea era tan fructífero (oro, esclavos, marfil, caucho), que la sola iniciativa privada lo mantenía.
Azurara, cronista de la expansión portuguesa durante los primeros tiempos, señaló como razones principales que movieron la actitud del Infante, las siguientes: deseo de conocer las tierras existentes más allá del cabo Bojador y de las Canarias (descritas desde 1312 por Lanceroto Malocello), comprobar si había cristianos con quienes comerciar, saber hasta dónde llegaba la autoridad de los moros y difundir la fe cristiana convirtiendo a los infieles que se encontrara. Consecuencia de estos deseos fue la bula Dum diversas, otorgada por el papa Nicolás V y concedida al monarca Alfonso V, por la cual se le daba autorización para hacer la guerra a los infieles, conquistar sus tierras y aun reducirlos a esclavitud. El mismo papa, en otra bula de 1454, reservó a los lusitanos las tierras dominadas por Alfonso V y Don Enrique, y por último, la bula de Calixto III de 1456 otorgó a la Orden de Cristo, la jurisdicción espiritual de las islas , puertos, tierras y lugares, desde el cabo Bojador hasta Guinea, y más allá de sus playas meridionales hasta la India.
Actitud cristiana ante la raza negra:
Enrique no sólo dio el impulso necesario para una acción humana monumental desde el punto de vista político y científico, sino que -quizá involuntariamente- provocó una caza del hombre que duró cuatrocientos años y que convirtió Africa en un continente manchado de sangre y de lágrimas (Wendt)
(el impulso de los viajes y de los descubridores) era una mezcla de fe y de codicia, de religión y de rapacidad. Allí se juntaron el espíritu de los cruzados y de los apóstoles con los más viles intereses de lucro y condujeron a la caza de los negros desarmados, que eran apresados por sorpresa y hechos esclavos de la manera más indigna y desconsiderada.(Georg Friedrici)
Personajes idealistas como el propio príncipe Enrique esbozaron programas utópicos, según los cuales los negros, después de bautizados, tenían que ser devueltos a su país, para hacer proselitismo entre los que se habían quedado allí. Estos programas también contribuyeron a que se considerara a los africanos como hombres verdaderos. El príncipe Enrique hizo devolver a Africa a algunos negros bautizados, con la esperanza de ganar así pueblos enteros para la fe cristiana. Pero los cristianos negros desaparecieron rápidamente en la selva y no volvieron a dar señales de vida.(Wendt)
En 1460, año de la llegada a Sierra Leona y de la muerte del Infante, el ansia de lucro sustituyó al idealismo romántico de Enrique. La actitud que transformó un pequeño pueblo de la Península ibérica en una verdadera nación de navegantes esforzados, se deterioró con el paso del tiempo, y se llegó a considerar el trabajo de los esclavos como la base de la existencia nacional
Nació en Oporto el 4 de marzo de 1394, tercer hijo del rey João I de Portugal (1385-1433) y de Felipa de Lancaster, hermana de Enrique IV de Inglaterra. Fue educado en la literatura, la política y la guerra. Con algo más de 20 años (1415) toma parte en la conquista de Ceuta, empresa en la que participaron más de cincuenta mil portugueses y unas 200 naves. A partir de entonces parece que surgió en el Infante la idea de acometer la exploración de de las costas africanas. Al ser Don Enrique el tercero en la línea sucesoria, no tenía aspiraciones al trono. Era gran maestre de la Orden de Cristo, heredera de la en otros tiempos poderosa Orden del Temple, que tras su disolución disponía de su enorme capital. Este cuantioso patrimonio le permitió dedicarse a promover las exploraciones. Nombrado duque de Viseu, construyó un castillo en las inmediaciones del promontorio de Sagres, muy cerca del cabo San Vicente. Allí propició las navegaciones exploratorias y reunió a astrónomos y cartógrafos. La Orden de Cristo había sido creada como instrumento de combate contra los árabes. Enrique había tomado a su cargo la tarea de eliminar el dominio islámico en Africa del Norte y el Próximo Oriente. En tal labor debía ayudarle el Preste Juan, quien según se contaba, gobernaba un reino cristiano en Africa. Hermano del rey Duarte (1433-1438) al que sucedió su hermano Pedro como regente durante la minoría de edad de Alfonso V. Navegó muy poco. Nombrado regente (1449) tras la muerte de Pedro en Alfarrobeira por las tropas reales. Tras el ocaso del califato de Bagdad el poder del mundo islámico pasó a manos de los osmanlíes turcos que conquistaron Constantinopla (1453) cortando la ruta de las especias.
Campañas norteafricanas:
Reemprendió la guerra contra los marroquíes, que perdieron Alcazarseguer (1458), Tánger y Arcila (1471), Azemmur y Magazán (1502), y Safi (1508). La expansión castellana hacia el Mogreb se desvió hacia el Este (región de Orán y Tremecén) pero el comercio con Guinea era tan fructífero (oro, esclavos, marfil, caucho), que la sola iniciativa privada lo mantenía.
Azurara, cronista de la expansión portuguesa durante los primeros tiempos, señaló como razones principales que movieron la actitud del Infante, las siguientes: deseo de conocer las tierras existentes más allá del cabo Bojador y de las Canarias (descritas desde 1312 por Lanceroto Malocello), comprobar si había cristianos con quienes comerciar, saber hasta dónde llegaba la autoridad de los moros y difundir la fe cristiana convirtiendo a los infieles que se encontrara. Consecuencia de estos deseos fue la bula Dum diversas, otorgada por el papa Nicolás V y concedida al monarca Alfonso V, por la cual se le daba autorización para hacer la guerra a los infieles, conquistar sus tierras y aun reducirlos a esclavitud. El mismo papa, en otra bula de 1454, reservó a los lusitanos las tierras dominadas por Alfonso V y Don Enrique, y por último, la bula de Calixto III de 1456 otorgó a la Orden de Cristo, la jurisdicción espiritual de las islas , puertos, tierras y lugares, desde el cabo Bojador hasta Guinea, y más allá de sus playas meridionales hasta la India.
Actitud cristiana ante la raza negra:
Enrique no sólo dio el impulso necesario para una acción humana monumental desde el punto de vista político y científico, sino que -quizá involuntariamente- provocó una caza del hombre que duró cuatrocientos años y que convirtió Africa en un continente manchado de sangre y de lágrimas (Wendt)
(el impulso de los viajes y de los descubridores) era una mezcla de fe y de codicia, de religión y de rapacidad. Allí se juntaron el espíritu de los cruzados y de los apóstoles con los más viles intereses de lucro y condujeron a la caza de los negros desarmados, que eran apresados por sorpresa y hechos esclavos de la manera más indigna y desconsiderada.(Georg Friedrici)
Personajes idealistas como el propio príncipe Enrique esbozaron programas utópicos, según los cuales los negros, después de bautizados, tenían que ser devueltos a su país, para hacer proselitismo entre los que se habían quedado allí. Estos programas también contribuyeron a que se considerara a los africanos como hombres verdaderos. El príncipe Enrique hizo devolver a Africa a algunos negros bautizados, con la esperanza de ganar así pueblos enteros para la fe cristiana. Pero los cristianos negros desaparecieron rápidamente en la selva y no volvieron a dar señales de vida.(Wendt)
En 1460, año de la llegada a Sierra Leona y de la muerte del Infante, el ansia de lucro sustituyó al idealismo romántico de Enrique. La actitud que transformó un pequeño pueblo de la Península ibérica en una verdadera nación de navegantes esforzados, se deterioró con el paso del tiempo, y se llegó a considerar el trabajo de los esclavos como la base de la existencia nacional.
A fines del siglo XIII Portugal era un país eminentemente campesino, sin interés efectivo hacia el océano. El Rey Dionis de Portugal al ver que Castilla cercaba su país por el Norte y el Este, promovió la navegación y el comercio marítimo con Bretaña, Normandía y Flandes, promoviendo una especial amistad con Inglaterra. Un siglo le tomó a Portugal transformarse en una nación marinera de primer orden, los monarcas lusitanos desarrollaron una coherente política hacia ese objetivo.
En dicho periodo se fundaron las Universidades de Coimbra y Lisboa, se contrataron marinos italianos, mientras se desarrollaba el cultivo de bosques para obtener la madera necesaria para las embarcaciones.
En la segunda mitad del siglo XIV Lisboa era un gran puerto mercantil con una flota mercante propia, la misma que era protegida con seguros en caso de naufragios y la mantención de sus privilegios. En esas condiciones el antiguo país labrador desafiaba el "terrible mar tenebroso que bañaba sus costas".
El Auge de la Navegación Portuguesa
El siglo XV marcó el auge de la navegación Portuguesa de la mano de Enrique el Navegante, cuarto hijo de Juan I de Portugal; fundador de la Escuela Naútica de Sagres, donde el geógrafo y cartógrafo hebreo Jafuda Cresques se encargó de elaborar los instrumentos naúticos e instruir a los pilotos.
Navegantes portugueses y extranjeros frecuentaban la escuela de Sagres, allí se reunía toda la información sobre las tierras desconocidas mas allá de lo que indicaba el mapa de Ptolomeo, sobre la equinoccial como línea infranqueable, llegado el momento decidieron combinar sapiencia con experiencia y lanzarlos juntos a navegar en busca de los mitos legendarios como el "Reino del Padre Juan" guardián de la cristianidad allende mares, las soñadas minas de oro africanas y sobre todo el camino a la India.
Grandes descubrimientos de Portugueses
En 1416, al impulso de Enrique el Navegante y la Escuela de Sagres, los lusitanos se lanzaron al descubrimiento de Africa, tenían como antecedente el descubrimiento de las Islas Canarias o Islas de los Canes (perros) en 1341.
A la muerte de Enrique el Navegante en 1460, los portugueses habían alcanzado latitud 5° Norte en Africa es decir las costas de Liberia hasta Cabo Las Palmas. Quince años de recorrer el Golfo de Guinea les permitió cruzar la línea ecuatorial, (1474) con ello el mito de la barrera de fuego ecuatorial quedó destruido, la habitabilidad de la zona tórrida quedó demostrada. Superada la línea ecuatorial el avance hacia el sur continuó en busca del "cabo Hesperionceras", verdadero finisterre del África Austral, en agosto de 1488 Bartolomé Días avistó el cabo austral africano al que el Rey Don Juan II cambió el nombre del "tormentoso" por el de "Buena Esperanza" por lo que significaba para Portugal.
Vasco de Gama rodeó el Cabo de Buena Esperanza en 1498, arribando a Mozambique primero y la India después, el camino a la India había sido hallado.
De Portugal al sudeste
Portugal inicia las conquistas porque la Reconquista acaba pronto. Portugal centra sus objetivos en África y el Atlántico para llegar a la India.
En el siglo XV, Enrique el Navegante impulsa unos proyectos para explorar la costa africana. Tenía motivos religiosos ya que era un Caballero de las Cruzadas. Además Portugal necesitaba las riquezas obtenidas al comerciar esclavos y especias.
La expansión portuguesa sigue unas fases:
1415 - 1434. Ceuta e Isla Madeira en 1419. Desde estas islas se avanzó a Cabo Bojador.
1434 - 1445. De Cabo Bojador se llega a Cabo Verde.
1445 - 1475. Se continúa hasta el río Congo y Angola donde hay yacimientos de oro y en Sierra Leona hierro y marfil.
1482 - 1499. En 1488 Bartolomé Días llegó al Cabo de Buena Esperanza y entre 1497 - 1498 Vasco da Gama llegó a Calicut, en la India, la tierra de las especias.
CONTRIBUCIONES PRINCIPALES DEL NAVEGANTE
El Príncipe Enrique "el Navegante" había impuesto el sistema administrativo de las capitanías hereditarias, en las provincias ultramarinas de Portugal de Azores y Madeira. Con la experiencia recogida en estas posesiones, fue posible organizar el mismo régimen en las tierras del palo brasil. Portugal era un reino sin grandes posibilidades económicas y ante la incapacidad de hacer frente a los gastos que demandaba la colonización de su vastísimo territorio, resolvió adoptar el régimen de concesión a favor de particulares: las capitanías hereditarias. A efectos de su organización se envió al Brasil al emisario real Martim Afonso de Souza. De hecho, este sistema representaba la resurrección de un sistema administrativo feudal de la Edad Media.
Como los señoríos feudales, las capitanías (27) representaban dignidades individuales, intransferibles y transmisibles por herencia al hijo primogénito, y a falta de éste, al heredero inmediato, según el orden establecido en el contrato de donación. Los dueños, donatarios de la concesión, gozaban de verdaderas atribuciones gubernativas, de cobrar contribuciones y ejercer funciones judiciales en ámbito civil y militar
A estas nuevas capitanías se concedieron privilegios especiales con el propósito de facilitar la colonización, al permitir el ingreso de extranjeros de cualquier nacionalidad y sin mayores restricciones. Se buscaba la incorporación de pobladores que vinieran a consolidar las posiciones establecidas a lo largo de su extenso litoral marítimo, con el propósito de desarrollar las actividades mercantiles y el comercio en sus puertos.
Había sin embargo, en América una nueva modalidad de colonización, distinta a la que se venía haciendo en las costas del África, donde persistió el criterio de la defensa armada de los asentamientos costeros, con la creación de fortalezas y factorías. Así lo imponía el tipo de explotación, el oro y el marfil, las minas y la venta de mano de obra negra para la esclavitud. En Brasil, había que fortalecer las poblaciones y hacerlas duraderas y productivas. A pesar del éxito inicial de la empresa, persistieron algunas rémoras de la administración como las sesmarías y el carácter hereditario de las capitanías. La colonización portuguesa estaba orientada hacia la explotación comercial. Los lusitanos poseían una definida cultura mercantil adquirida durante siglos de intensa explotación de sus recursos y se hallaban peculiarmente adiestrados en el trato con los mercaderes del mar Mediterráneo. Establecieron en el Brasil un poderoso complejo de agro-industria: la elaboración de azúcar con un esquema colonialista de avanzada. Grandes estrategas de la economía, desarrollaron sus empresas atendiendo importantes factores geopolíticos, como la ubicación geográfica de sus ingenios en el nordeste brasileño, en las tierras americanas más cercanas a las fuentes de consumo, Liverpool y Londres, donde llegaban sus productos con costos sin competencia.
LA VERDAD QUE NO SE SOLO QUERIA ACLARAR Q EL 1RO Y EL 3RO RESPONDIERON LO MISMO Y APARTE ME ENCANTO ESO DE "RESUMIDO" LO INTENTE LEER PERO LA VERDAD Q ERA TAN LARGO Q ME ABURRIO
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El Infante Enrique "El Navegante" (1394-1460):
Nació en Oporto el 4 de marzo de 1394, tercer hijo del rey João I de Portugal (1385-1433) y de Felipa de Lancaster, hermana de Enrique IV de Inglaterra. Fue educado en la literatura, la política y la guerra. Con algo más de 20 años (1415) toma parte en la conquista de Ceuta, empresa en la que participaron más de cincuenta mil portugueses y unas 200 naves. A partir de entonces parece que surgió en el Infante la idea de acometer la exploración de de las costas africanas. Al ser Don Enrique el tercero en la línea sucesoria, no tenía aspiraciones al trono. Era gran maestre de la Orden de Cristo, heredera de la en otros tiempos poderosa Orden del Temple, que tras su disolución disponía de su enorme capital. Este cuantioso patrimonio le permitió dedicarse a promover las exploraciones. Nombrado duque de Viseu, construyó un castillo en las inmediaciones del promontorio de Sagres, muy cerca del cabo San Vicente. Allí propició las navegaciones exploratorias y reunió a astrónomos y cartógrafos. La Orden de Cristo había sido creada como instrumento de combate contra los árabes. Enrique había tomado a su cargo la tarea de eliminar el dominio islámico en Africa del Norte y el Próximo Oriente. En tal labor debía ayudarle el Preste Juan, quien según se contaba, gobernaba un reino cristiano en Africa. Hermano del rey Duarte (1433-1438) al que sucedió su hermano Pedro como regente durante la minoría de edad de Alfonso V. Navegó muy poco. Nombrado regente (1449) tras la muerte de Pedro en Alfarrobeira por las tropas reales. Tras el ocaso del califato de Bagdad el poder del mundo islámico pasó a manos de los osmanlíes turcos que conquistaron Constantinopla (1453) cortando la ruta de las especias.
Campañas norteafricanas:
Reemprendió la guerra contra los marroquíes, que perdieron Alcazarseguer (1458), Tánger y Arcila (1471), Azemmur y Magazán (1502), y Safi (1508). La expansión castellana hacia el Mogreb se desvió hacia el Este (región de Orán y Tremecén) pero el comercio con Guinea era tan fructífero (oro, esclavos, marfil, caucho), que la sola iniciativa privada lo mantenía.
Azurara, cronista de la expansión portuguesa durante los primeros tiempos, señaló como razones principales que movieron la actitud del Infante, las siguientes: deseo de conocer las tierras existentes más allá del cabo Bojador y de las Canarias (descritas desde 1312 por Lanceroto Malocello), comprobar si había cristianos con quienes comerciar, saber hasta dónde llegaba la autoridad de los moros y difundir la fe cristiana convirtiendo a los infieles que se encontrara. Consecuencia de estos deseos fue la bula Dum diversas, otorgada por el papa Nicolás V y concedida al monarca Alfonso V, por la cual se le daba autorización para hacer la guerra a los infieles, conquistar sus tierras y aun reducirlos a esclavitud. El mismo papa, en otra bula de 1454, reservó a los lusitanos las tierras dominadas por Alfonso V y Don Enrique, y por último, la bula de Calixto III de 1456 otorgó a la Orden de Cristo, la jurisdicción espiritual de las islas , puertos, tierras y lugares, desde el cabo Bojador hasta Guinea, y más allá de sus playas meridionales hasta la India.
Actitud cristiana ante la raza negra:
Enrique no sólo dio el impulso necesario para una acción humana monumental desde el punto de vista político y científico, sino que -quizá involuntariamente- provocó una caza del hombre que duró cuatrocientos años y que convirtió Africa en un continente manchado de sangre y de lágrimas (Wendt)
(el impulso de los viajes y de los descubridores) era una mezcla de fe y de codicia, de religión y de rapacidad. Allí se juntaron el espíritu de los cruzados y de los apóstoles con los más viles intereses de lucro y condujeron a la caza de los negros desarmados, que eran apresados por sorpresa y hechos esclavos de la manera más indigna y desconsiderada.(Georg Friedrici)
Personajes idealistas como el propio príncipe Enrique esbozaron programas utópicos, según los cuales los negros, después de bautizados, tenían que ser devueltos a su país, para hacer proselitismo entre los que se habían quedado allí. Estos programas también contribuyeron a que se considerara a los africanos como hombres verdaderos. El príncipe Enrique hizo devolver a Africa a algunos negros bautizados, con la esperanza de ganar así pueblos enteros para la fe cristiana. Pero los cristianos negros desaparecieron rápidamente en la selva y no volvieron a dar señales de vida.(Wendt)
En 1460, año de la llegada a Sierra Leona y de la muerte del Infante, el ansia de lucro sustituyó al idealismo romántico de Enrique. La actitud que transformó un pequeño pueblo de la Península ibérica en una verdadera nación de navegantes esforzados, se deterioró con el paso del tiempo, y se llegó a considerar el trabajo de los esclavos como la base de la existencia nacional
Exitos!!!
El Infante Enrique "El Navegante" (1394-1460):
Nació en Oporto el 4 de marzo de 1394, tercer hijo del rey João I de Portugal (1385-1433) y de Felipa de Lancaster, hermana de Enrique IV de Inglaterra. Fue educado en la literatura, la política y la guerra. Con algo más de 20 años (1415) toma parte en la conquista de Ceuta, empresa en la que participaron más de cincuenta mil portugueses y unas 200 naves. A partir de entonces parece que surgió en el Infante la idea de acometer la exploración de de las costas africanas. Al ser Don Enrique el tercero en la línea sucesoria, no tenía aspiraciones al trono. Era gran maestre de la Orden de Cristo, heredera de la en otros tiempos poderosa Orden del Temple, que tras su disolución disponía de su enorme capital. Este cuantioso patrimonio le permitió dedicarse a promover las exploraciones. Nombrado duque de Viseu, construyó un castillo en las inmediaciones del promontorio de Sagres, muy cerca del cabo San Vicente. Allí propició las navegaciones exploratorias y reunió a astrónomos y cartógrafos. La Orden de Cristo había sido creada como instrumento de combate contra los árabes. Enrique había tomado a su cargo la tarea de eliminar el dominio islámico en Africa del Norte y el Próximo Oriente. En tal labor debía ayudarle el Preste Juan, quien según se contaba, gobernaba un reino cristiano en Africa. Hermano del rey Duarte (1433-1438) al que sucedió su hermano Pedro como regente durante la minoría de edad de Alfonso V. Navegó muy poco. Nombrado regente (1449) tras la muerte de Pedro en Alfarrobeira por las tropas reales. Tras el ocaso del califato de Bagdad el poder del mundo islámico pasó a manos de los osmanlíes turcos que conquistaron Constantinopla (1453) cortando la ruta de las especias.
Campañas norteafricanas:
Reemprendió la guerra contra los marroquíes, que perdieron Alcazarseguer (1458), Tánger y Arcila (1471), Azemmur y Magazán (1502), y Safi (1508). La expansión castellana hacia el Mogreb se desvió hacia el Este (región de Orán y Tremecén) pero el comercio con Guinea era tan fructífero (oro, esclavos, marfil, caucho), que la sola iniciativa privada lo mantenía.
Azurara, cronista de la expansión portuguesa durante los primeros tiempos, señaló como razones principales que movieron la actitud del Infante, las siguientes: deseo de conocer las tierras existentes más allá del cabo Bojador y de las Canarias (descritas desde 1312 por Lanceroto Malocello), comprobar si había cristianos con quienes comerciar, saber hasta dónde llegaba la autoridad de los moros y difundir la fe cristiana convirtiendo a los infieles que se encontrara. Consecuencia de estos deseos fue la bula Dum diversas, otorgada por el papa Nicolás V y concedida al monarca Alfonso V, por la cual se le daba autorización para hacer la guerra a los infieles, conquistar sus tierras y aun reducirlos a esclavitud. El mismo papa, en otra bula de 1454, reservó a los lusitanos las tierras dominadas por Alfonso V y Don Enrique, y por último, la bula de Calixto III de 1456 otorgó a la Orden de Cristo, la jurisdicción espiritual de las islas , puertos, tierras y lugares, desde el cabo Bojador hasta Guinea, y más allá de sus playas meridionales hasta la India.
Actitud cristiana ante la raza negra:
Enrique no sólo dio el impulso necesario para una acción humana monumental desde el punto de vista político y científico, sino que -quizá involuntariamente- provocó una caza del hombre que duró cuatrocientos años y que convirtió Africa en un continente manchado de sangre y de lágrimas (Wendt)
(el impulso de los viajes y de los descubridores) era una mezcla de fe y de codicia, de religión y de rapacidad. Allí se juntaron el espíritu de los cruzados y de los apóstoles con los más viles intereses de lucro y condujeron a la caza de los negros desarmados, que eran apresados por sorpresa y hechos esclavos de la manera más indigna y desconsiderada.(Georg Friedrici)
Personajes idealistas como el propio príncipe Enrique esbozaron programas utópicos, según los cuales los negros, después de bautizados, tenían que ser devueltos a su país, para hacer proselitismo entre los que se habían quedado allí. Estos programas también contribuyeron a que se considerara a los africanos como hombres verdaderos. El príncipe Enrique hizo devolver a Africa a algunos negros bautizados, con la esperanza de ganar así pueblos enteros para la fe cristiana. Pero los cristianos negros desaparecieron rápidamente en la selva y no volvieron a dar señales de vida.(Wendt)
En 1460, año de la llegada a Sierra Leona y de la muerte del Infante, el ansia de lucro sustituyó al idealismo romántico de Enrique. La actitud que transformó un pequeño pueblo de la Península ibérica en una verdadera nación de navegantes esforzados, se deterioró con el paso del tiempo, y se llegó a considerar el trabajo de los esclavos como la base de la existencia nacional.
El Desarrollo Marino de Portugal
A fines del siglo XIII Portugal era un país eminentemente campesino, sin interés efectivo hacia el océano. El Rey Dionis de Portugal al ver que Castilla cercaba su país por el Norte y el Este, promovió la navegación y el comercio marítimo con Bretaña, Normandía y Flandes, promoviendo una especial amistad con Inglaterra. Un siglo le tomó a Portugal transformarse en una nación marinera de primer orden, los monarcas lusitanos desarrollaron una coherente política hacia ese objetivo.
En dicho periodo se fundaron las Universidades de Coimbra y Lisboa, se contrataron marinos italianos, mientras se desarrollaba el cultivo de bosques para obtener la madera necesaria para las embarcaciones.
En la segunda mitad del siglo XIV Lisboa era un gran puerto mercantil con una flota mercante propia, la misma que era protegida con seguros en caso de naufragios y la mantención de sus privilegios. En esas condiciones el antiguo país labrador desafiaba el "terrible mar tenebroso que bañaba sus costas".
El Auge de la Navegación Portuguesa
El siglo XV marcó el auge de la navegación Portuguesa de la mano de Enrique el Navegante, cuarto hijo de Juan I de Portugal; fundador de la Escuela Naútica de Sagres, donde el geógrafo y cartógrafo hebreo Jafuda Cresques se encargó de elaborar los instrumentos naúticos e instruir a los pilotos.
Navegantes portugueses y extranjeros frecuentaban la escuela de Sagres, allí se reunía toda la información sobre las tierras desconocidas mas allá de lo que indicaba el mapa de Ptolomeo, sobre la equinoccial como línea infranqueable, llegado el momento decidieron combinar sapiencia con experiencia y lanzarlos juntos a navegar en busca de los mitos legendarios como el "Reino del Padre Juan" guardián de la cristianidad allende mares, las soñadas minas de oro africanas y sobre todo el camino a la India.
Grandes descubrimientos de Portugueses
En 1416, al impulso de Enrique el Navegante y la Escuela de Sagres, los lusitanos se lanzaron al descubrimiento de Africa, tenían como antecedente el descubrimiento de las Islas Canarias o Islas de los Canes (perros) en 1341.
A la muerte de Enrique el Navegante en 1460, los portugueses habían alcanzado latitud 5° Norte en Africa es decir las costas de Liberia hasta Cabo Las Palmas. Quince años de recorrer el Golfo de Guinea les permitió cruzar la línea ecuatorial, (1474) con ello el mito de la barrera de fuego ecuatorial quedó destruido, la habitabilidad de la zona tórrida quedó demostrada. Superada la línea ecuatorial el avance hacia el sur continuó en busca del "cabo Hesperionceras", verdadero finisterre del África Austral, en agosto de 1488 Bartolomé Días avistó el cabo austral africano al que el Rey Don Juan II cambió el nombre del "tormentoso" por el de "Buena Esperanza" por lo que significaba para Portugal.
Vasco de Gama rodeó el Cabo de Buena Esperanza en 1498, arribando a Mozambique primero y la India después, el camino a la India había sido hallado.
De Portugal al sudeste
Portugal inicia las conquistas porque la Reconquista acaba pronto. Portugal centra sus objetivos en África y el Atlántico para llegar a la India.
En el siglo XV, Enrique el Navegante impulsa unos proyectos para explorar la costa africana. Tenía motivos religiosos ya que era un Caballero de las Cruzadas. Además Portugal necesitaba las riquezas obtenidas al comerciar esclavos y especias.
La expansión portuguesa sigue unas fases:
1415 - 1434. Ceuta e Isla Madeira en 1419. Desde estas islas se avanzó a Cabo Bojador.
1434 - 1445. De Cabo Bojador se llega a Cabo Verde.
1445 - 1475. Se continúa hasta el río Congo y Angola donde hay yacimientos de oro y en Sierra Leona hierro y marfil.
1482 - 1499. En 1488 Bartolomé Días llegó al Cabo de Buena Esperanza y entre 1497 - 1498 Vasco da Gama llegó a Calicut, en la India, la tierra de las especias.
CONTRIBUCIONES PRINCIPALES DEL NAVEGANTE
El Príncipe Enrique "el Navegante" había impuesto el sistema administrativo de las capitanías hereditarias, en las provincias ultramarinas de Portugal de Azores y Madeira. Con la experiencia recogida en estas posesiones, fue posible organizar el mismo régimen en las tierras del palo brasil. Portugal era un reino sin grandes posibilidades económicas y ante la incapacidad de hacer frente a los gastos que demandaba la colonización de su vastísimo territorio, resolvió adoptar el régimen de concesión a favor de particulares: las capitanías hereditarias. A efectos de su organización se envió al Brasil al emisario real Martim Afonso de Souza. De hecho, este sistema representaba la resurrección de un sistema administrativo feudal de la Edad Media.
Como los señoríos feudales, las capitanías (27) representaban dignidades individuales, intransferibles y transmisibles por herencia al hijo primogénito, y a falta de éste, al heredero inmediato, según el orden establecido en el contrato de donación. Los dueños, donatarios de la concesión, gozaban de verdaderas atribuciones gubernativas, de cobrar contribuciones y ejercer funciones judiciales en ámbito civil y militar
A estas nuevas capitanías se concedieron privilegios especiales con el propósito de facilitar la colonización, al permitir el ingreso de extranjeros de cualquier nacionalidad y sin mayores restricciones. Se buscaba la incorporación de pobladores que vinieran a consolidar las posiciones establecidas a lo largo de su extenso litoral marítimo, con el propósito de desarrollar las actividades mercantiles y el comercio en sus puertos.
Había sin embargo, en América una nueva modalidad de colonización, distinta a la que se venía haciendo en las costas del África, donde persistió el criterio de la defensa armada de los asentamientos costeros, con la creación de fortalezas y factorías. Así lo imponía el tipo de explotación, el oro y el marfil, las minas y la venta de mano de obra negra para la esclavitud. En Brasil, había que fortalecer las poblaciones y hacerlas duraderas y productivas. A pesar del éxito inicial de la empresa, persistieron algunas rémoras de la administración como las sesmarías y el carácter hereditario de las capitanías. La colonización portuguesa estaba orientada hacia la explotación comercial. Los lusitanos poseían una definida cultura mercantil adquirida durante siglos de intensa explotación de sus recursos y se hallaban peculiarmente adiestrados en el trato con los mercaderes del mar Mediterráneo. Establecieron en el Brasil un poderoso complejo de agro-industria: la elaboración de azúcar con un esquema colonialista de avanzada. Grandes estrategas de la economía, desarrollaron sus empresas atendiendo importantes factores geopolíticos, como la ubicación geográfica de sus ingenios en el nordeste brasileño, en las tierras americanas más cercanas a las fuentes de consumo, Liverpool y Londres, donde llegaban sus productos con costos sin competencia.
LA VERDAD QUE NO SE SOLO QUERIA ACLARAR Q EL 1RO Y EL 3RO RESPONDIERON LO MISMO Y APARTE ME ENCANTO ESO DE "RESUMIDO" LO INTENTE LEER PERO LA VERDAD Q ERA TAN LARGO Q ME ABURRIO
MUCHA SUERTE Y SALU2