Fue un coronel del ejército argentino que, entre otras cosas, tuvo a su cargo la custodia y la gestión del traslado a Italia del cadáver de Eva Perón luego de su desaparición.
En realidad Moori Koeing fue el encargado de retirar el cadaver de Eva de la CGT durante la Revolución Libertadora y como Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército esconderlo. Primero en la casa de su subordinado el Mayor Arandia quien aterrado mató de un disparo a su propia mujer creyendo que era la sombra de Evita. Luego Moori la entregó al dueño del cine Rialto, otro colaborador suyo que la devolvió cuando comprobó que su hija de 8 años jugaba en el depósito del cine con el cadáver de Eva creyéndola una muñeca. La aparición en el SIE de velas y flores volvieron loco paulatinamente a Moore Koenig quien terminó ultrajando el cadáver y afirmando que era de su propiedad. El presidente militar Aramburu lo retira y pone en su ugar al Teniente Coronel Cabanillas el que sí lleva el cadáver a Italia a entrerrarlo amparado por el Vaticano y quien posteriormente lo devuelve a Perón en Madrid por orden del presidente Militar Lanusse.
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Fue un coronel del ejército argentino que, entre otras cosas, tuvo a su cargo la custodia y la gestión del traslado a Italia del cadáver de Eva Perón luego de su desaparición.
En realidad Moori Koeing fue el encargado de retirar el cadaver de Eva de la CGT durante la Revolución Libertadora y como Jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército esconderlo. Primero en la casa de su subordinado el Mayor Arandia quien aterrado mató de un disparo a su propia mujer creyendo que era la sombra de Evita. Luego Moori la entregó al dueño del cine Rialto, otro colaborador suyo que la devolvió cuando comprobó que su hija de 8 años jugaba en el depósito del cine con el cadáver de Eva creyéndola una muñeca. La aparición en el SIE de velas y flores volvieron loco paulatinamente a Moore Koenig quien terminó ultrajando el cadáver y afirmando que era de su propiedad. El presidente militar Aramburu lo retira y pone en su ugar al Teniente Coronel Cabanillas el que sí lleva el cadáver a Italia a entrerrarlo amparado por el Vaticano y quien posteriormente lo devuelve a Perón en Madrid por orden del presidente Militar Lanusse.