El 20 de Marzo de 1890 fue dejando en la Casa de Expósitos un niño que se suponía había nacido tres semanas antes, es por eso que el día de nacimiento de Benito ha sido consignado como el 1º de marzo. Fue bautizado con los nombres de Benito Juan y se le asignó el apellido Martín. Su primer nombre fue en razón de ser bautizado el día de San Benito Abad, el 21 de marzo. Casi ocho años después, el 16 de noviembre de 1897 es adoptado por el matrimonio formado por Manuel Chinchella y Justina Molina, quienes vivían en la Boca del Riachuelo, donde vivió toda su vida el maestro.
Cursó tan solo los dos primeros grados de la primaria, y luego se dedicó a repartir el carbón que sus padres vendían a los vecinos del barrio.
Cuando cumplió 15 años su padre que descargaba carbón en el puerto, lo convocó a trabajar con él, pese a su físico poco adecuado para la tarea, pero su empeño y rapidez le hicieron ganar el apodo de "EL MOSQUITO".
Al poco tiempo, cuando cuenta 17 años, se inscribió en una academia para cursar dibujo y pintura, con le maestro italiano Alfredo Lázzari, quien fue su único maestro. Completó su formación autodidacta a través de lecturas en la biblioteca del Sindicato de Caldereros, y allí descubrió el libro "El Arte" del escultor francés, Auguste Rodin, que lo llevó a dedicar su vida a la creación artística.
Cuando cumple 20 años expone por primera vez sus trabajos en la Sociedad Ligure de Mutuo Socorro. En 1912 se le diagnostica un principio de tuberculosis y busca los purificadores aires de Córdoba para curar su enfermedad. Allí realiza una serie de paisajes acompañado al maestro Walter de Navazio. Retorna a los seis meses milagrosamente curado y convencido que debe reflejar, como decía Rodin, únicamente su vida y su ambiente, es decir pintar su aldea: La Boca del Riachuelo.
Comenzó con sus exposiciones de arte en 1918 y en 1920 obtuvo el Segundo Premio del Salón Nacional.
Fue elegido para que decorara la escuela-museo Pedro de Mendoza en el barrio de La Boca, y asumió distintos encargos para el Ministerio de Obras Públicas, como la decoración de un mural del ferrocarril suburbano de Buenos Aires. Durante su carrera realizó exposiciones en Río de Janeiro, Madrid, París, Nueva York y La Habana.
Sus pinturas de escenas portuarias reflejan una fuerte expresión de actividad, de vigor y de aspereza como muestra de la vida en la zona de la Boca. También pintó numerosos murales y cerámicas de grandes dimensiones en edificios públicos, oficiales y en instituciones privadas. En 1938 inauguró el Museo de Bellas Artes de la Boca en el mismo edificio donde tenía su taller y su vivienda.
Entre sus obras se destacan: Tormenta en el Astillero (Museo de Luxemburgo, París), Puente de la Boca (Palacio Saint James, Londres) y Crepúsculo en el astillero (Museo de Bellas Artes Pedro de Mendoza).
Quinquela Martín se convirtió en filántropo, donando al barrio y a la ciudad una serie de obras.
Benito Quinquela Martín, fue el pintor del Riachuelo por excelencia, y el más popular de los pintores argentinos. Su obra figura en los mejores museos de arte de Europa y América y ha sido uno de los fundadores de la pintura con motivos de nuestra ciudad.
Benito Quinquela MartÃn fue no sólo un excelente pintor argentino que se dedicó especialmente a pintar escenas de su amado barrio de La Boca, sino un extraordinario hombre de bien, que invirtió todo cuando ganara por sus obras en beneficio de la comunidad en que transcurriera su vida. Fue abandonado al nacer y tras pasar 6 años en un asilo fue recogido por un matrimonio que lo crió y a quienes amó y agradeció siempre por el cariño y el hogar que le brindaron. Ayudaba a su padre adoptivo, que era carbonero, desde pequeño, y comenzó a dibujar precisamente usando trozos de carbón para realizar esos primeros trazados. Durante su vida recorrió el mundo y obras suyas se exponen en los principales museos de arte de muchos paÃses. Cuando ya era muy mayor, se cuenta que tenÃa en su atelier el ataúd en que querÃa ser colocado al morir, al que habÃa pintado con todos los colores de su paleta. En todos los sentidos, una valiosa persona para recordar, como artista y como extraordinario ser humano.
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El 20 de Marzo de 1890 fue dejando en la Casa de Expósitos un niño que se suponía había nacido tres semanas antes, es por eso que el día de nacimiento de Benito ha sido consignado como el 1º de marzo. Fue bautizado con los nombres de Benito Juan y se le asignó el apellido Martín. Su primer nombre fue en razón de ser bautizado el día de San Benito Abad, el 21 de marzo. Casi ocho años después, el 16 de noviembre de 1897 es adoptado por el matrimonio formado por Manuel Chinchella y Justina Molina, quienes vivían en la Boca del Riachuelo, donde vivió toda su vida el maestro.
Cursó tan solo los dos primeros grados de la primaria, y luego se dedicó a repartir el carbón que sus padres vendían a los vecinos del barrio.
Cuando cumplió 15 años su padre que descargaba carbón en el puerto, lo convocó a trabajar con él, pese a su físico poco adecuado para la tarea, pero su empeño y rapidez le hicieron ganar el apodo de "EL MOSQUITO".
Al poco tiempo, cuando cuenta 17 años, se inscribió en una academia para cursar dibujo y pintura, con le maestro italiano Alfredo Lázzari, quien fue su único maestro. Completó su formación autodidacta a través de lecturas en la biblioteca del Sindicato de Caldereros, y allí descubrió el libro "El Arte" del escultor francés, Auguste Rodin, que lo llevó a dedicar su vida a la creación artística.
Cuando cumple 20 años expone por primera vez sus trabajos en la Sociedad Ligure de Mutuo Socorro. En 1912 se le diagnostica un principio de tuberculosis y busca los purificadores aires de Córdoba para curar su enfermedad. Allí realiza una serie de paisajes acompañado al maestro Walter de Navazio. Retorna a los seis meses milagrosamente curado y convencido que debe reflejar, como decía Rodin, únicamente su vida y su ambiente, es decir pintar su aldea: La Boca del Riachuelo.
Comenzó con sus exposiciones de arte en 1918 y en 1920 obtuvo el Segundo Premio del Salón Nacional.
Fue elegido para que decorara la escuela-museo Pedro de Mendoza en el barrio de La Boca, y asumió distintos encargos para el Ministerio de Obras Públicas, como la decoración de un mural del ferrocarril suburbano de Buenos Aires. Durante su carrera realizó exposiciones en Río de Janeiro, Madrid, París, Nueva York y La Habana.
Sus pinturas de escenas portuarias reflejan una fuerte expresión de actividad, de vigor y de aspereza como muestra de la vida en la zona de la Boca. También pintó numerosos murales y cerámicas de grandes dimensiones en edificios públicos, oficiales y en instituciones privadas. En 1938 inauguró el Museo de Bellas Artes de la Boca en el mismo edificio donde tenía su taller y su vivienda.
Entre sus obras se destacan: Tormenta en el Astillero (Museo de Luxemburgo, París), Puente de la Boca (Palacio Saint James, Londres) y Crepúsculo en el astillero (Museo de Bellas Artes Pedro de Mendoza).
Quinquela Martín se convirtió en filántropo, donando al barrio y a la ciudad una serie de obras.
Benito Quinquela Martín, fue el pintor del Riachuelo por excelencia, y el más popular de los pintores argentinos. Su obra figura en los mejores museos de arte de Europa y América y ha sido uno de los fundadores de la pintura con motivos de nuestra ciudad.
Falleció en Buenos Aires el 28 de Enero de 1977.
Benito Quinquela MartÃn fue no sólo un excelente pintor argentino que se dedicó especialmente a pintar escenas de su amado barrio de La Boca, sino un extraordinario hombre de bien, que invirtió todo cuando ganara por sus obras en beneficio de la comunidad en que transcurriera su vida. Fue abandonado al nacer y tras pasar 6 años en un asilo fue recogido por un matrimonio que lo crió y a quienes amó y agradeció siempre por el cariño y el hogar que le brindaron. Ayudaba a su padre adoptivo, que era carbonero, desde pequeño, y comenzó a dibujar precisamente usando trozos de carbón para realizar esos primeros trazados. Durante su vida recorrió el mundo y obras suyas se exponen en los principales museos de arte de muchos paÃses. Cuando ya era muy mayor, se cuenta que tenÃa en su atelier el ataúd en que querÃa ser colocado al morir, al que habÃa pintado con todos los colores de su paleta. En todos los sentidos, una valiosa persona para recordar, como artista y como extraordinario ser humano.