La religión romana consistía, igual que entre los griegos, más en un conjunto de cultos que en un cuerpo de doctrinas. Había dos clases de cultos: los del hogar, que unían estrechamente a la familia, y los públicos, que estimulaban el patriotismo y el respeto al Estado. En la época imperial se añadiría el culto al emperador. En términos generales, se trataba de una religión tolerante hacia todas las religiones extranjeras, pues los romanos acogieron a dioses griegos, egipcios, frigios, etc. También era una religión contractual, pues las plegarias y ofrendas se hacían a manera de pacto con los dioses, es decir, para recibir favores, y si el creyente entendía que la divinidad no le cumplía, dejaba de rendirle culto
La mayor parte de las tradiciones religiosas de la Península Itálica, sobre todo las de Etruria, se remontaban bien a las de Tracia y la isla de Samotracia, bien a las de Tesalia y Dodona. En dichas tradiciones dominaba una especie de fetichismo religioso, o atribución de cualidades sobrenaturales a objetos inanimados, y en algunos casos, también animados. Por ejemplo, para los sabinos, una lanza (quir) clavada en tierra, era el dios Mamers, Mavors o Marte, el fuego era Vulcano, etc. En la confederación de los etruscos, las divinidades eran de dos tipos: generales (adoradas por toda la comunidad), o particulares (patronos o númenes específicos de cada poblado).3
Los especializados ritos religiosos etruscos estaban codificados en varias colecciones de libros escritos bajo el título latino genérico de Etrusca Disciplina. Los Libri Haruspicini trataban de la adivinación por medio de las entrañas de animales sacrificados; los Libri Fulgurales exponían el arte de la adivinación mediante la observación de los rayos; una tercera colección, los Libri Rituales, abarcaban la codificación de la vida política y social así como las prácticas rituales. Según el escritor latino del siglo IV Mario Servio Honorato, existía una cuarta colección de libros etruscos, que trataba de los dioses animales. Las autoridades cristianas recogieron obras del paganismo y las quemaron durante el siglo V; el único libro superviviente, el Liber Linteus Zagrabiensis, fue escrito sobre lino, y sobrevivió únicamente al ser utilizado para envoltura de momias.
Los primeros romanos rendían culto a fuerzas y seres sobrenaturales de carácter indefinido llamados numina («presencia»; singular: numen) como Flora, Fauno, etc. Los de la vivienda familiar eran los Forculus (que guardaban las puertas), Los Limentinus (que guardaban los umbrales), Cardea (de los goznes), etc. Roma en un principio tuvo dos divinidades principales: Vesta y Pallas troyana, a las que pronto se sumaron Júpiter, cuyo culto se estableció en el Monte Capitolino; Jano, el de los comienzos y los finales; Marte, gran inaugurador del tiempo y del antiguo año calendárico, y finalmente, Rómulo, hijo de Marte, identificado con Quirino, como fundador de la Urbe y del Estado. Se cree que los romanos no construyeron templos ni estatuas sino hasta pasados unos doscientos años después de Numa Pompilio, por influencia de estruscos y griegos, principalmente
Los antiguos romanos eran un pueblo politeista (creian en varios dioses) y lo mas cercano a una religión era la mitologÃa, que para ellos no eran cuentos de ficción; sino verdades sagradas e incontrovertibles, mediante las cuales ( ante la inexistencia de ciencia) se explicaban el origen y las maravillas del mundo y la naturaleza.
Ahora, aunque conservaron varios dioses de origen etrusco y latino; estos perdieron protagonismo al entrar los romanos en contacto con la refinada cultura griega, lo que los llevo a asimilar la fecunda mitologÃa griega: pero latinizando el nombre de sus dioses Ejem:
JUPITER era el equivalente latino del dios supremo griego ZEUS.
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La religión romana consistía, igual que entre los griegos, más en un conjunto de cultos que en un cuerpo de doctrinas. Había dos clases de cultos: los del hogar, que unían estrechamente a la familia, y los públicos, que estimulaban el patriotismo y el respeto al Estado. En la época imperial se añadiría el culto al emperador. En términos generales, se trataba de una religión tolerante hacia todas las religiones extranjeras, pues los romanos acogieron a dioses griegos, egipcios, frigios, etc. También era una religión contractual, pues las plegarias y ofrendas se hacían a manera de pacto con los dioses, es decir, para recibir favores, y si el creyente entendía que la divinidad no le cumplía, dejaba de rendirle culto
La mayor parte de las tradiciones religiosas de la Península Itálica, sobre todo las de Etruria, se remontaban bien a las de Tracia y la isla de Samotracia, bien a las de Tesalia y Dodona. En dichas tradiciones dominaba una especie de fetichismo religioso, o atribución de cualidades sobrenaturales a objetos inanimados, y en algunos casos, también animados. Por ejemplo, para los sabinos, una lanza (quir) clavada en tierra, era el dios Mamers, Mavors o Marte, el fuego era Vulcano, etc. En la confederación de los etruscos, las divinidades eran de dos tipos: generales (adoradas por toda la comunidad), o particulares (patronos o númenes específicos de cada poblado).3
Los especializados ritos religiosos etruscos estaban codificados en varias colecciones de libros escritos bajo el título latino genérico de Etrusca Disciplina. Los Libri Haruspicini trataban de la adivinación por medio de las entrañas de animales sacrificados; los Libri Fulgurales exponían el arte de la adivinación mediante la observación de los rayos; una tercera colección, los Libri Rituales, abarcaban la codificación de la vida política y social así como las prácticas rituales. Según el escritor latino del siglo IV Mario Servio Honorato, existía una cuarta colección de libros etruscos, que trataba de los dioses animales. Las autoridades cristianas recogieron obras del paganismo y las quemaron durante el siglo V; el único libro superviviente, el Liber Linteus Zagrabiensis, fue escrito sobre lino, y sobrevivió únicamente al ser utilizado para envoltura de momias.
Los primeros romanos rendían culto a fuerzas y seres sobrenaturales de carácter indefinido llamados numina («presencia»; singular: numen) como Flora, Fauno, etc. Los de la vivienda familiar eran los Forculus (que guardaban las puertas), Los Limentinus (que guardaban los umbrales), Cardea (de los goznes), etc. Roma en un principio tuvo dos divinidades principales: Vesta y Pallas troyana, a las que pronto se sumaron Júpiter, cuyo culto se estableció en el Monte Capitolino; Jano, el de los comienzos y los finales; Marte, gran inaugurador del tiempo y del antiguo año calendárico, y finalmente, Rómulo, hijo de Marte, identificado con Quirino, como fundador de la Urbe y del Estado. Se cree que los romanos no construyeron templos ni estatuas sino hasta pasados unos doscientos años después de Numa Pompilio, por influencia de estruscos y griegos, principalmente
Los antiguos romanos eran un pueblo politeista (creian en varios dioses) y lo mas cercano a una religión era la mitologÃa, que para ellos no eran cuentos de ficción; sino verdades sagradas e incontrovertibles, mediante las cuales ( ante la inexistencia de ciencia) se explicaban el origen y las maravillas del mundo y la naturaleza.
Ahora, aunque conservaron varios dioses de origen etrusco y latino; estos perdieron protagonismo al entrar los romanos en contacto con la refinada cultura griega, lo que los llevo a asimilar la fecunda mitologÃa griega: pero latinizando el nombre de sus dioses Ejem:
JUPITER era el equivalente latino del dios supremo griego ZEUS.
JUNO-------HERA
DIANA-----ARTEMISA
Y asi sucesivamente.