Lo que había sucedido fue que el Gobierno Británico, ante la grave crisis económica de los años 1929 y 1930, tomó la decisión de favorecer las importaciones desde los países del denominado Commonwealth: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, Sudáfrica, y Rhodesia, y restringir la importación de productos de terceros países. Esto se convino en la Conferencia Imperial Económica en la ciudad de Ottawa durante los meses de julio y agosto del año 1932 y se conoce como el Pacto de Ottawa. A fines de ese año el gobierno Británico comunicó a la Argentina que ya no gozaba del libre acceso al mercado británico por haberse adoptado una nueva política. La República Argentina resultó uno de los principales perjudicados como resultado este tratado por dos razones: en primer lugar, al reducir la entrada de la producción argentina a Gran Bretaña se provocaría una caída importante de sus exportaciones pues una parte substancial de ellas estaba dirigida a ese mercado. En segundo lugar, como la principal fuente de recursos del Estado Nacional eran los derechos de aduana, esa caída del comercio exterior le quitaba recursos al erario público. Ante estos hechos, el gobierno de Agustín P. Justo envió a Inglaterra al vicepresidente Julio A. Roca (h) para reunirse con Runciman. Luego de arduas discusiones, se aprobó el tratado en abril de 1933. Al gobierno argentino se le garantizaba el acceso al mercado británico a cambio de concesiones en las tarifas aduaneras para la importación de productos británicos y cambio especial para la liquidación de divisas. Los argentinos aprobaron las condiciones británicas, quedando la distribución de la cuota de carne en manos de las empresas extranjeras y obteniendo los británicos una última concesión en materia de emisión de valores de cambio.
El libro de los hermanos Irazusta consta de tres partes. En la primera tratan acerca de la misión de Roca y de su opinión acerca de cómo debían de haberse llevado a cabo las negociaciones. En la segunda hacen un análisis del tratado y, refriéndose a la política argentina con respecto al capital extranjero consideran que: “Antes pudo servir para atraer capitales, que vinieron en condiciones de privilegio abusivo, y esquilmaron al país, pero que en parte valorizaron su riqueza natural. Ahora ya no servirá sino para salvar lo que sea salvable de los beneficios de aquel abuso.”[33] Luego denuncian un intento de someter al país a cierto tutelaje citando al canciller inglés en la Conferencia Económica Mundial de Londres que dio que para obtener nuevos créditos “sería necesario cierto control del país prestamista,” y que por el momento no se concederían nuevos créditos sino que deberían ocuparse de asegurar el pago de lo ya adeudado.[34] Seguidamente pasan a configurar la situación de dependencia, en el contexto de la gran depresión de los años treinta, con los siguientes párrafos:
Pero si la situación mundial sigue empeorando, las exigencias del proteccionismo imperial, que son más políticas que económicas, se acentuarán. Todas nuestras concesiones presentes y futuras, salvo la entrega total de nuestra soberanía, serían en el último caso previsto, vanas para evitar el retiro del cliente inglés.
Para que la entrega fuera materialmente provechosa, tendría que ser absoluta; no como la participación en el imperio de un gran dominio semilibre, sino como una dependencia directa de la Corona.[35]
Todo el artículo, con notas al pie, como puedes observar, en:
Es de 1932, año en que había más inversiones inglesas en Argentina que en los dominios británicos: los ingleses poseían las líneas de ferrocarril, puertos, frigoríficos, estancias, manejaban la producción de carne y su transporte en buques también ingleses. Tal como dijera el Primer Ministro George Canning ante la Cámara de los Comunes, Argentina era la mejor colonia británica, porque se gobernaba sola....
En julio de 1932 se reunieron en Ottawa (Canadá) los delegados del Imperio a fin de consolidar su requerimiento ante la metrópli. Se estableció:
1. Promover un mayor intercambio comercial dentro del Imperio.
2. Imposición de derechos de aduana a los productos extranjeros manufacturados.
3. Inglaterra daría preferencia a la carne y granos de los Dominios.
Más allá de esos requerimientos, Inglaterra debía importar de Argentina el chilled beef (carne enfriada), porque este tipo de producto no soportaba más de 40 días de embarque. Australia y Nueva Zelanda no podían abastecer de este producto, porque estaban a más de 40 días de navegación de la metrópoli, mientras que Canadá y Sudáfrica no lo producían.
Al conocerse la firma del Tratado, comenzó en Argentina una campaña informativa que difundió el temor por la pérdida de ventas a Inglaterra, preparando así el terreno para uno de los episodios más dramáticos de sumisión al poder imperial. El gobierno argentino envió una delegación a Inglaterra, encabezada por el Vicepresidente Julio Roca (hijo del famoso General que comandó las matanzas de indígenas y usurpación de miles de kilómetros cuadrados de tierras, durante la llamada "Campaña al Desierto" en 1879).
Roca firmó un Tratado con el Ministro inglés Walter Runciman (conocido como Pacto Roca Runciman). En síntesis, Inglaterra recibió numerosos beneficios comerciales, a cambio de nada.
Como síntesis , basta lo que al respecto, señala el gran historiador José Maria Rosa:
"La sensación en el Congreso y en el ambiente era de habernos caído de las nubes. No sabíamos, porque nuestros libros de historia y tratados de economía decían otra cosa, que carecíamos de libre albedrío. Tal vez Roca y los delegados pudieron haber obrado con mayor altivez, y quizá la situación de crisis del imperio británico habría permitido ahorrar algunas cláusulas deprimentes. Pero la verdad, la tristre verdad estaba en que éramos una colonia, y con el tratado se salvaba las inversiones de Gran Bretaña en frigoríficos, ferrocarriles, propiedades y empresas; y como en toda colonia, también salvaba, o por lo menos ayudaba a pasar el trago amargo, a la minoría privilegiada que le servía de apoyo nativo. Roca había hablado y había firmado, como debe hacerlo el representante de una oligarquía colonial que trata con la metrópoli."
Answers & Comments
Verified answer
Lo que había sucedido fue que el Gobierno Británico, ante la grave crisis económica de los años 1929 y 1930, tomó la decisión de favorecer las importaciones desde los países del denominado Commonwealth: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Irlanda, Sudáfrica, y Rhodesia, y restringir la importación de productos de terceros países. Esto se convino en la Conferencia Imperial Económica en la ciudad de Ottawa durante los meses de julio y agosto del año 1932 y se conoce como el Pacto de Ottawa. A fines de ese año el gobierno Británico comunicó a la Argentina que ya no gozaba del libre acceso al mercado británico por haberse adoptado una nueva política. La República Argentina resultó uno de los principales perjudicados como resultado este tratado por dos razones: en primer lugar, al reducir la entrada de la producción argentina a Gran Bretaña se provocaría una caída importante de sus exportaciones pues una parte substancial de ellas estaba dirigida a ese mercado. En segundo lugar, como la principal fuente de recursos del Estado Nacional eran los derechos de aduana, esa caída del comercio exterior le quitaba recursos al erario público. Ante estos hechos, el gobierno de Agustín P. Justo envió a Inglaterra al vicepresidente Julio A. Roca (h) para reunirse con Runciman. Luego de arduas discusiones, se aprobó el tratado en abril de 1933. Al gobierno argentino se le garantizaba el acceso al mercado británico a cambio de concesiones en las tarifas aduaneras para la importación de productos británicos y cambio especial para la liquidación de divisas. Los argentinos aprobaron las condiciones británicas, quedando la distribución de la cuota de carne en manos de las empresas extranjeras y obteniendo los británicos una última concesión en materia de emisión de valores de cambio.
El libro de los hermanos Irazusta consta de tres partes. En la primera tratan acerca de la misión de Roca y de su opinión acerca de cómo debían de haberse llevado a cabo las negociaciones. En la segunda hacen un análisis del tratado y, refriéndose a la política argentina con respecto al capital extranjero consideran que: “Antes pudo servir para atraer capitales, que vinieron en condiciones de privilegio abusivo, y esquilmaron al país, pero que en parte valorizaron su riqueza natural. Ahora ya no servirá sino para salvar lo que sea salvable de los beneficios de aquel abuso.”[33] Luego denuncian un intento de someter al país a cierto tutelaje citando al canciller inglés en la Conferencia Económica Mundial de Londres que dio que para obtener nuevos créditos “sería necesario cierto control del país prestamista,” y que por el momento no se concederían nuevos créditos sino que deberían ocuparse de asegurar el pago de lo ya adeudado.[34] Seguidamente pasan a configurar la situación de dependencia, en el contexto de la gran depresión de los años treinta, con los siguientes párrafos:
Pero si la situación mundial sigue empeorando, las exigencias del proteccionismo imperial, que son más políticas que económicas, se acentuarán. Todas nuestras concesiones presentes y futuras, salvo la entrega total de nuestra soberanía, serían en el último caso previsto, vanas para evitar el retiro del cliente inglés.
Para que la entrega fuera materialmente provechosa, tendría que ser absoluta; no como la participación en el imperio de un gran dominio semilibre, sino como una dependencia directa de la Corona.[35]
Todo el artículo, con notas al pie, como puedes observar, en:
http://www.pachami.com/Ensayos/ImperialismoyDepend...
Un saludo.
Es de 1932, año en que había más inversiones inglesas en Argentina que en los dominios británicos: los ingleses poseían las líneas de ferrocarril, puertos, frigoríficos, estancias, manejaban la producción de carne y su transporte en buques también ingleses. Tal como dijera el Primer Ministro George Canning ante la Cámara de los Comunes, Argentina era la mejor colonia británica, porque se gobernaba sola....
En julio de 1932 se reunieron en Ottawa (Canadá) los delegados del Imperio a fin de consolidar su requerimiento ante la metrópli. Se estableció:
1. Promover un mayor intercambio comercial dentro del Imperio.
2. Imposición de derechos de aduana a los productos extranjeros manufacturados.
3. Inglaterra daría preferencia a la carne y granos de los Dominios.
Más allá de esos requerimientos, Inglaterra debía importar de Argentina el chilled beef (carne enfriada), porque este tipo de producto no soportaba más de 40 días de embarque. Australia y Nueva Zelanda no podían abastecer de este producto, porque estaban a más de 40 días de navegación de la metrópoli, mientras que Canadá y Sudáfrica no lo producían.
Al conocerse la firma del Tratado, comenzó en Argentina una campaña informativa que difundió el temor por la pérdida de ventas a Inglaterra, preparando así el terreno para uno de los episodios más dramáticos de sumisión al poder imperial. El gobierno argentino envió una delegación a Inglaterra, encabezada por el Vicepresidente Julio Roca (hijo del famoso General que comandó las matanzas de indígenas y usurpación de miles de kilómetros cuadrados de tierras, durante la llamada "Campaña al Desierto" en 1879).
Roca firmó un Tratado con el Ministro inglés Walter Runciman (conocido como Pacto Roca Runciman). En síntesis, Inglaterra recibió numerosos beneficios comerciales, a cambio de nada.
Como síntesis , basta lo que al respecto, señala el gran historiador José Maria Rosa:
"La sensación en el Congreso y en el ambiente era de habernos caído de las nubes. No sabíamos, porque nuestros libros de historia y tratados de economía decían otra cosa, que carecíamos de libre albedrío. Tal vez Roca y los delegados pudieron haber obrado con mayor altivez, y quizá la situación de crisis del imperio británico habría permitido ahorrar algunas cláusulas deprimentes. Pero la verdad, la tristre verdad estaba en que éramos una colonia, y con el tratado se salvaba las inversiones de Gran Bretaña en frigoríficos, ferrocarriles, propiedades y empresas; y como en toda colonia, también salvaba, o por lo menos ayudaba a pasar el trago amargo, a la minoría privilegiada que le servía de apoyo nativo. Roca había hablado y había firmado, como debe hacerlo el representante de una oligarquía colonial que trata con la metrópoli."
¡Saludos!
María =)