En la mitología griega, el grupo de héroes que zarparon en el barco Argos para obtener el vellocino de oro.
El jefe de la expedición fue Jasón, hijo de Esón, rey de Yolco en Tesalia. Esón fue depuesto por su hermanastro Pelias, quien entonces intentó impedir que Jasón reclamase el trono.
Con este propósito, persuadió a Jasón de emprender la peligrosa búsqueda del vellocino de oro, que guardaba Eetes, rey de Cólquida, una región situada en el extremo oriental del Ponto Euxino (mar Negro).
Jasón reunió a los 50 jóvenes más nobles de Grecia para que lo acompañaran en el viaje. El grupo elegido incluía a Heracles, Orfeo, Cástor y Pólux y Peleo.
Argos zarpó de Yolco hacia la isla de Lemnos y pasó por el Ponto Euxino; Misia, una zona al este del mar Egeo; y Tracia. En la primera parte del viaje la tripulación perdió a Heracles, quien abandonó el barco para buscar a Hylas, su amigo y escudero.
Los Argonautas salvaron a un rey tracio, Fineo, del hambre causada por las arpías, criaturas aladas con cabeza de mujer vieja y cuerpo de aves, quienes se llevaban o ensuciaban sus alimentos.
En agradecimiento, Fineo les dijo cómo pasar a través de las Simplégades, las rocas que guardaban la entrada al mar Euxino chocando unas contra otras cuando alguien pasaba entre ellas. Tal como Fineo les había advertido, los Argonautas soltaron una paloma que voló entre las Simplégades. Como las rocas se entrechocaron y comenzaron a volver a su posición, Argos pasó rápidamente a través de ellas.
Cuando la nave finalmente alcanzó Colco, Eetes afirmó que no entregaría el vellocino si antes Jasón no uncía a dos toros de pezuñas de bronce que echaban fuego por sus ollares y araba un campo. Él debería después sembrar el campo con los dientes de un dragón y vencer a los hombres armados que nacieran de aquéllos.
Ayudado por la hija de Eetes, la hechicera Medea, que se había enamorado de él, Jasón superó esas pruebas y se llevó el vellocino. Medea, al huir con él, mató a su hermano Apsirto para impedir la persecución de su padre.
En el viaje de regreso a casa, el Argos pudo pasar sin inconvenientes entre Escila, el monstruo de seis cabezas, y el remolino de Caribdis. Las nereidas, enviadas por la diosa Hera, salvaron al barco de la destrucción en una tempestad en la costa de Libia, y desde allí, el Argos zarpó hacia Creta y llegó entonces a Yolco.
El tema del viaje de los argonautas ha inspirado varias obras literarias. La primera versión conocida es la de Apolonio de Rodas, titulada Las argonáuticas (215 a.C.). Cayo Valerio Flaco dedicó al emperador Vespasiano un poema con el mismo título, escrito aproximadamente en el año 70 d.C. Rafael Cansinos Assens escribió un ensayo sobre El mito de los argonautas y, entre otros, el escritor mallorquín Baltasar Porcel es autor de Los argonautas (1971).
Dentro de la literatura polaca debe mencionarse a la escritora Eliza Orzeszkova (1841-1910), quien elaboró una versión moderna del mito en la novela Argonautas (1897). También existen adaptaciones cinematográficas del mito: de 1916 es la película muda The Argonauts of California-1846, dirigida en Estados Unidos por Henry Kabierske; Don Chaffey dirigió en el Reino Unido, en 1963, Jasón y los argonautas. Una nueva versión, en el año 2000, con este mismo título, incluye en el reparto a Brian Thompson en el papel de Hércules.
Argonautas, en la mitología griega, fue el grupo de héroes que zarparon en el barco Argos para obtener el vellocino de oro. El jefe de la expedición fue Jasón, hijo de Esón, rey de Yolco en Tesalia. Esón fue depuesto por su hermanastro Pelias, quien entonces intentó impedir que Jasón reclamase el trono y lo persuadió de emprender la peligrosa búsqueda del vellocino de oro, que guardaba Eetes, rey de Cólquida, una región situada en el extremo oriental del mar Negro. Jasón reunió a los 50 jóvenes más nobles de Grecia para que lo acompañaran en el viaje. El grupo elegido incluía a Heracles, Orfeo, Cástor y Pólux y Peleo.
También se la ha conocido como el mito de El Vellocino de Oro o de Jasón y los Argonautas
Argonautas se conoce a los héroes que acompañaron a Jasón en su búsqueda del vellocino de oro. El nombre de Argonautas procede del nombre de la nave, Argo y este a su vez del nombre del constructor de la nave, llamado Argos. Para una descripción más detallada de la leyenda de Jasón y los Argonautas véase el artículo: Jasón.
La historia de los argonautas es una de las leyendas griegas más antiguas incorporando numerosos elementos comunes en las historias populares, el viaje peligroso de un héroe al que se le envía para desembarazarse de él imponiéndole una tarea imposible de llevar a cabo pero de la que sale victorioso gracias a la ayuda de aliados inesperados.
El nombre de los Argonautas varía pero las diferentes versiones suelen contar entre 40 a 55 héroes. Las versiones tradicionales fijan su número en 50. Sin contar a Jasón y Medea los argonautas eran:
Acasto.
Áctor de Focia.
Admeto de Feras.
Anfiarao de Argos.
Anceo el Grande de Tegea
Anceo el Pequeño de Samos.
Argo de Tespia.
Ascalafo de Orcómeno
Asclepio el Médico.
Asterión del Peloponeso.
Atalanta de Calidón (otras versiones afirman que Jasón la expulsó al ser una mujer)
Augías de Élide.
Autolico
Butes de Atenas.
Calais
Canto de Eubea.
Cástor de Esparta.
Ceneo el lapita.
Ceteo de Arcadia.
Corono de Girtón.
Equión
Ergino de Mileto.
Estáfilo de Creta.
Eufemo de Ténaro.
Euríalo.
Euridamante de Kynias.
Falero de Atenas.
Fano de Creta.
Glauco de Corinto.
Heracles de Tirinto.
Hilas
Idas de Mesene.
Idmón de Argos.
Íficlo de Etolia.
Ífito de Micenas.
Laertes de Argos.
Linceo de Mesene.
Melampo de Pilos.
Meleagro de Calidón.
Mopso el lapita.
Nauplio de Argos.
Oileo de Lócride.
Orfeo de Tracia.
Palemón de Etolia.
Peante de Magnesia.
Peleo el mirmidón.
Peneleo de Tebas.
Periclímeno de Pilos.
Polifemo de Arcadia.
Pólux de Esparta.
Teseo (según algunas versiones, otros afirman que se encontraba en el Hades en aquel tiempo).
La expedición de los griegos al Cólquide, bajo el liderazgo de Jasón, es una de las más importantes operaciones de los tiempos mitológicos dado que en ella participaron los gruerreros más selectos de Grecia.
Poetas líricos como Píndaro, se inspiraron en el mito de los Argonautas. Los tres grandes poetas trágicos escribieron también inspirándose en la expedición de los Argonautas. Esquilo, escribió las tragedias "Atamas", "Ipsipili", "Argo" y "Caviro". Sófocles escribió las tragedias "Atamas", "Cólquides", Squite" y "Rimotomoi". De todas estas obras no se conservó ninguna. De las obras de Eurípides sólo se salvó la renombrada "Medea".
b) Frixo y Hele:
Hijos de Nefeli y Atamante que reinama en Orcómeno en Beocia. Atamante, dejándose llevar por las insinuaciones de Ino (deseosa de echar a Nefeli y de casarse con él) cedió a sus deseos, convirtiendo a Ino en su esposa y en una mala madrastra para los niños. Su odio hacia ellos, la llevó a diseñar un plan: convenció a las mujeres del lugar para que hornearan las semillas que se almacenaban para la siembra. Tales semillas, como era de esperar, luego de plantadas, no dieron fruto y cayó gran pobreza en la región.
Atamante envió a sus emisarios a Delfos para consultar el oráculo y que los dioses decidieran lo que debían hacer. Ino interceptando y sobornando a los enviados, debían comunicar el siguiente augurio: que para que la tierra volviera a dar frutos, era necesario el sacrificio de Frixo, al dios Zeus. Entonces el pueblo se sublevó y pidió al rey que cumpliera con el oráculo. Atamante cedió a la presión popular y Frixo se dirigía al altar de sacrificios cuando su madre, Nefeli, les envió un cordero de dorado vellón.
Frixo y Hele montaron en el lomo del animal que los llevó muy lejos de allí. Pasando por la península trácica Hele se agachó para mirar algo, se mareó y cayó en las aguas del Ponto, que desde entonces se llamó Helesponto (el mar de Ponto). Frixo llegó solo a Cólquide, donde reinaba el rey Eeetes, hijo de Helios y de la oceánide Perse, y hermano de la maga Circe. En este sitio sacrificó al carnero en acción de gracias a Zeus y pidió la protección de Eetes. El rey de Cólquide le casó con su hija y Frixo le regaló el vellocino de oro (la piel del cordero). El rey lo colgó de un roble en el bosque ofrendado al dios Ares y puso un dragón y una enorme serpiente que nunca dormía para vigilarlo día y noche.
c) Pelías y Jasón:
En Yolco reinaba Pelías, hijo de Poseidón y de Tiro, que astutamente había destronado a su hermanastro Esón. Esón, temeroso de que su malvado hermanastro asesinase a su hijo Jasón, que era el verdadero heredero del trono, le buscó refugio en la cueva del centauro Quirón, en el monte Pelión y le confió su crianza y formación. El sabio Quirón lo instruyó en las letras y en las artes de su época y llegado a una edad adecuada, le envió a Yolco a reclamar sus legítimos derechos al trono.
El apuesto joven, al cruzar el río Anauro perdió una de sus sandalias al ser arrrastrada por la corriente. Cuando Jasón se presentó en Yolco con una sandalia, el rey Pelías quedó muy desconcertado, pues un antiguo augurio del oráculo le había advertido que alguien con una sola sandalia, que bajaría del monte, le destronaría y mataría.
Cuando el sobrino de Esón pretendió la corona que le pertenecía por derecho legítimo, el astuto Pelías afirmó entonces haber visto en sueños a Frixo, que clamaba volver a su lugar de origen y pedía lo mismo para el vellocino de oro, que estaban el Cólquide, en el reino de Eetes. Rogó al joven Jasón que cumpliera con este vaticinio y dispuso la construcción de una nave para emprender el viaje. Jasón debía organizar la expedición con el fin de aliviar el alma de Frixo y cumplir su deseo. Pelías prometió y juró por los dioses que a la vuelta de Jasón a Yalco, con el vellocino de oro, le devolvería su derecho al trono.
d) Los preparativos de los Argonautas:
Jasón aceptó la propuesta de Pelias y empezó a prepararse para el viaje. Ordenó a Argo, arquitecto y constructor de navíos, la fabricación de una nave de cincuenta remos. La embarcación resultó espléndida como ninguna otra de la época. Gracias a un trozo de madera procedente del roble sagrado del oráculo de Dodona, regalo de la diosa Atenea, el navío podía hablar y tenía el don de la profecía. Era un barco muy veloz y por eso se llamó Argo (Argos=rápido).
Mientras se dotaba la nave, el centauro Quirón aconsejó a Jasón que enviara heraldos por toda Grecia para invitar a los jóvenes más valientes y valerosos de aquellos tiempos a participar en este largo viaje. Y así sudió, la tripulación de Argo, los llamados Argonautas eran todos héroes e incluso hijos de dioses. Entre ellos estaban Tifis, el timonero de Argo, Orfeo, el músico, los adivinos Idmón y Mopso, Heracles, Hilas, Idas, Cástor y Plideuces, Periclímeno, hijo de Neleo, y Peleo, hermano de Telamón y muchos otros, que constituían la flor de la hombría y el heroísmo juntos.
e) El viaje de Argo:
Tras haber realizado un sacrificio en honor de Apolo, los Argonautas embarcaron en la costa de Págasas, y se pusieron en marcha con favorables presagios.
Su primera escala tuvo lugar en la isla de Limnnos, habitadas sólo por mujeres, pues todos los hombres habían muerto. Los Argonautos se unieron a las mujeres en espera a que ésas concibieran hijos varones y luego partieron. Después de pasar por Samotracia, entraron en el Helesponto y llegaron al reino de Cício, a la tierra de los Doliones, donde el rey y sus súbditos los acogieron con hospitalidad. Se hicieron a la mar, pero los vientos les regeresaron al mismo lugar.
Por un fatal malentendido, los Doliones no reconocieron a los Argonautas, estos tampoco a los Doliones, y así se enfrentaron en una lucha sangrienta, resultando muertos el rey Cícico y su corte. Cuando los Argonautas se dieron cuenta del error era ya demasiado tarde. Los hombres de los dos frentes, arrepentidos, honraron a los caídos.
En las costas de Mísia, donde llegaron los Argonautas, las ninfas se apoderaron de Hilas, el querido amigo de Heracles. Heracles y Polifemo fueron en su ayuda y el viaje siguió sin ellos.
Al pasar por la tierra del adivino ciego Fineo, lo liberaron de las temibles Harpías, y él en agradecimiento les advirtió del peligro de las rocas Cianeas. Eran esas unas rocas que al pasar entre ellas, chocaban entre sí convirtiendo en pedazos a las naves que las cruzaban. Fineo les aconsejó que para saber si podían pasar o no, soltaran una paloma; si ésta conseguía pasar el escollo, ellos también lo harían, de lo contrario, que no se atrevieran. Al llegar a los escollos, los Argonautas lanzaron uina paloma, que logró pasar perdiendo únicamente las plumas de la cola; así cruzó también Argo, sufriendo sólo ligeros daños en la popa.
Después de muchas peripecias, Argo y su tripulación llegaron a las tierras del rey Eetes.
f) En las tierras de Cólquide:
Apenas llegado a Cólquide, Jasón visitó al rey Eetes y le habló de la orden recibida por Pelías. Eetes aceptó entregarle el vellocino de oro, a cambio de que, primero, puesiera un yugo, sin ayuda alguna, a dos toros de pezuñas de bronce que despedían fuego por los ollares, que habían sido regalo de Hefesto y que después arase el campo y sembrase algunos dientes de dragón que le entregaría.
Medea, la hechicera, hija de Eetes, se enamoró locamente de Jasón, y se ofreció a ayudarle, si Jasón la tomaba por esposa. Le entregó un unguento mágico para cubrise el cuerpo y su escudo antes de que se enfrentara a los toros. Este bálsamo lo haría invulnerable por un día, al fuego y al hierro. Le advirtió además que los dientes del dragón apenas sembrados se convertirían en soldados armados listos para acabar con él. Le aconsejó que lanzara una piedra sin ser visto y de este modo por un malentendido sin saber nadie quién había lanzado la piedra al otro, se matarían entre ellos.
Con el auxilio de Medea, Jasón logró vencer los obstáculos. Pero Eetes no cumplió con su palabra, antes bien trató de poner fuego a Argo y de liquidar a los Argonautas. Entonces Jasón, contando siempre con el apoyo de Medea, durmió al dragón guardián, y después de apoderarse, sin ser visto, del vellocino de oro, se dieron a la fuga a toda prisa. Apenas el rey Eetes descubrió la fuga de Jasón y Medea y el hurto del vellocino de oro, se lanzó a la persecución del Argo. Medea, para retrasarlo, dio muerte a Apsirto, su hermano, que viajaba con ella, y empezó a tirar al mar, uno a uno sus miembros. El infeliz Eetes, perdió un tiempo precioso tratando de recoger las partes del cuerpo de su amado hijo, y de este modo los fugitivos lograron alejarse definitivamente.
g) El trayecto de Argo:
Mientras Eetes había anclado en alguna playa del Ponto Euxino para dar sepultura a su hijo, el Argo siguió su camino. Pasó por el Danubio, que entonces unía, se dice, el Ponto con el Mar Adreiático, subió por el Eridano (el Po) y por el Ródano, junto a las tierras donde moraban los Ligures y los Celtas, se adentró de nuevo en el Mediterráneo y cruzó cerca de la isla de las Sirenas. Desde muy lejos se oía el canto embrujador de las Sirenas. En ese momento, Orfeo, músico de Tracia, con su melodiosa lira y su carismática voz, se puso a cantar de tan bello modo, que ninguno de los Argonautas se animó a corresponder a la llamada de las Sirenas. Las nostálgicas melodías de Orefeo les hablaban del hogar, de los seres queridos que les esperaban en la patria y sembró en sus corazones el deseo del retorno.
Los Argonautas después de una larga travesía, pasando por el reino de Circe, por los estrechos de Caribdis y Escila, por la isla de Feacos y por las costas de Libia, llegaron a Creta, donde tuvieron que enfrentarse al gigante Talo, el robot que había creado Hefesto. La astucia y los hechizos de Medea neutralizaron las fuerzas de Talo, puesto por el rey Minos para defender la isla e impedir las incursiones de forasteros.
h) La vuelta a Yolco:
Siguiendo su ruta por el Mar de Creta y tras enormes dificultades, cruzaron el Efeo y llegaron al fin a Yolco, trayendo consigo el codiciado vellocino de oro. Había llegado el momento en que Jasón debía reclamar al rey Pelías su legítimo derecho al trono. Pelías, que mientras faltó jasón había asesinado a todos los parientes de éste, se negó a cederle el trono. Así Jasón decidió refugiarse una vez más en los mágicos poderes y en la habilidad de su mujer. Medea logró introducirse en el palacio y convencer a las hijas de Pelías para que participaran en el asesinato de su padre creyendo que de este modo le devolvería la joventud perdida. A partir de este punto, son muchas las variantes que existen. Una de ellas narra que Jasón y Medea reinaron en Yolco y años más tarde concibieron un vástago, confiándole su educación al Centauro Quirón. Otra variante dice que se marcharon a vivir en Corinto, dejando el trono de Yolco a Acasto, el único hijo varón de Pelías.
i) Interpretación del mito de los Argonautas:
Según los hechos de la remota época a la que se refieren, se llega a la conclusión de que hábiles marinos griegos hicieron una serie de proezas al mismo tiempo que describían el mundo con sus viajes, completando así sus conocimientos geográficos. El importante descubrimiento del Ponto Euxino, que hasta entonces se creía que era un mar (pontos=mar) y la difusión del helenismo en las regiones que éste bañaba, es lo que se deduce de los relatos del viaje y el itinerario de Argos.
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En la mitología griega, el grupo de héroes que zarparon en el barco Argos para obtener el vellocino de oro.
El jefe de la expedición fue Jasón, hijo de Esón, rey de Yolco en Tesalia. Esón fue depuesto por su hermanastro Pelias, quien entonces intentó impedir que Jasón reclamase el trono.
Con este propósito, persuadió a Jasón de emprender la peligrosa búsqueda del vellocino de oro, que guardaba Eetes, rey de Cólquida, una región situada en el extremo oriental del Ponto Euxino (mar Negro).
Jasón reunió a los 50 jóvenes más nobles de Grecia para que lo acompañaran en el viaje. El grupo elegido incluía a Heracles, Orfeo, Cástor y Pólux y Peleo.
Argos zarpó de Yolco hacia la isla de Lemnos y pasó por el Ponto Euxino; Misia, una zona al este del mar Egeo; y Tracia. En la primera parte del viaje la tripulación perdió a Heracles, quien abandonó el barco para buscar a Hylas, su amigo y escudero.
Los Argonautas salvaron a un rey tracio, Fineo, del hambre causada por las arpías, criaturas aladas con cabeza de mujer vieja y cuerpo de aves, quienes se llevaban o ensuciaban sus alimentos.
En agradecimiento, Fineo les dijo cómo pasar a través de las Simplégades, las rocas que guardaban la entrada al mar Euxino chocando unas contra otras cuando alguien pasaba entre ellas. Tal como Fineo les había advertido, los Argonautas soltaron una paloma que voló entre las Simplégades. Como las rocas se entrechocaron y comenzaron a volver a su posición, Argos pasó rápidamente a través de ellas.
Cuando la nave finalmente alcanzó Colco, Eetes afirmó que no entregaría el vellocino si antes Jasón no uncía a dos toros de pezuñas de bronce que echaban fuego por sus ollares y araba un campo. Él debería después sembrar el campo con los dientes de un dragón y vencer a los hombres armados que nacieran de aquéllos.
Ayudado por la hija de Eetes, la hechicera Medea, que se había enamorado de él, Jasón superó esas pruebas y se llevó el vellocino. Medea, al huir con él, mató a su hermano Apsirto para impedir la persecución de su padre.
En el viaje de regreso a casa, el Argos pudo pasar sin inconvenientes entre Escila, el monstruo de seis cabezas, y el remolino de Caribdis. Las nereidas, enviadas por la diosa Hera, salvaron al barco de la destrucción en una tempestad en la costa de Libia, y desde allí, el Argos zarpó hacia Creta y llegó entonces a Yolco.
El tema del viaje de los argonautas ha inspirado varias obras literarias. La primera versión conocida es la de Apolonio de Rodas, titulada Las argonáuticas (215 a.C.). Cayo Valerio Flaco dedicó al emperador Vespasiano un poema con el mismo título, escrito aproximadamente en el año 70 d.C. Rafael Cansinos Assens escribió un ensayo sobre El mito de los argonautas y, entre otros, el escritor mallorquín Baltasar Porcel es autor de Los argonautas (1971).
Dentro de la literatura polaca debe mencionarse a la escritora Eliza Orzeszkova (1841-1910), quien elaboró una versión moderna del mito en la novela Argonautas (1897). También existen adaptaciones cinematográficas del mito: de 1916 es la película muda The Argonauts of California-1846, dirigida en Estados Unidos por Henry Kabierske; Don Chaffey dirigió en el Reino Unido, en 1963, Jasón y los argonautas. Una nueva versión, en el año 2000, con este mismo título, incluye en el reparto a Brian Thompson en el papel de Hércules.
yo creo que la mitologia tiene verdad y ficcion
Argonautas, en la mitología griega, fue el grupo de héroes que zarparon en el barco Argos para obtener el vellocino de oro. El jefe de la expedición fue Jasón, hijo de Esón, rey de Yolco en Tesalia. Esón fue depuesto por su hermanastro Pelias, quien entonces intentó impedir que Jasón reclamase el trono y lo persuadió de emprender la peligrosa búsqueda del vellocino de oro, que guardaba Eetes, rey de Cólquida, una región situada en el extremo oriental del mar Negro. Jasón reunió a los 50 jóvenes más nobles de Grecia para que lo acompañaran en el viaje. El grupo elegido incluía a Heracles, Orfeo, Cástor y Pólux y Peleo.
También se la ha conocido como el mito de El Vellocino de Oro o de Jasón y los Argonautas
Argonautas se conoce a los héroes que acompañaron a Jasón en su búsqueda del vellocino de oro. El nombre de Argonautas procede del nombre de la nave, Argo y este a su vez del nombre del constructor de la nave, llamado Argos. Para una descripción más detallada de la leyenda de Jasón y los Argonautas véase el artículo: Jasón.
La historia de los argonautas es una de las leyendas griegas más antiguas incorporando numerosos elementos comunes en las historias populares, el viaje peligroso de un héroe al que se le envía para desembarazarse de él imponiéndole una tarea imposible de llevar a cabo pero de la que sale victorioso gracias a la ayuda de aliados inesperados.
El nombre de los Argonautas varía pero las diferentes versiones suelen contar entre 40 a 55 héroes. Las versiones tradicionales fijan su número en 50. Sin contar a Jasón y Medea los argonautas eran:
Acasto.
Áctor de Focia.
Admeto de Feras.
Anfiarao de Argos.
Anceo el Grande de Tegea
Anceo el Pequeño de Samos.
Argo de Tespia.
Ascalafo de Orcómeno
Asclepio el Médico.
Asterión del Peloponeso.
Atalanta de Calidón (otras versiones afirman que Jasón la expulsó al ser una mujer)
Augías de Élide.
Autolico
Butes de Atenas.
Calais
Canto de Eubea.
Cástor de Esparta.
Ceneo el lapita.
Ceteo de Arcadia.
Corono de Girtón.
Equión
Ergino de Mileto.
Estáfilo de Creta.
Eufemo de Ténaro.
Euríalo.
Euridamante de Kynias.
Falero de Atenas.
Fano de Creta.
Glauco de Corinto.
Heracles de Tirinto.
Hilas
Idas de Mesene.
Idmón de Argos.
Íficlo de Etolia.
Ífito de Micenas.
Laertes de Argos.
Linceo de Mesene.
Melampo de Pilos.
Meleagro de Calidón.
Mopso el lapita.
Nauplio de Argos.
Oileo de Lócride.
Orfeo de Tracia.
Palemón de Etolia.
Peante de Magnesia.
Peleo el mirmidón.
Peneleo de Tebas.
Periclímeno de Pilos.
Polifemo de Arcadia.
Pólux de Esparta.
Teseo (según algunas versiones, otros afirman que se encontraba en el Hades en aquel tiempo).
Tifis de Tebas.
Zetes.
El Mito de Jasón de los Argonautas
a) Introducción:
La expedición de los griegos al Cólquide, bajo el liderazgo de Jasón, es una de las más importantes operaciones de los tiempos mitológicos dado que en ella participaron los gruerreros más selectos de Grecia.
Poetas líricos como Píndaro, se inspiraron en el mito de los Argonautas. Los tres grandes poetas trágicos escribieron también inspirándose en la expedición de los Argonautas. Esquilo, escribió las tragedias "Atamas", "Ipsipili", "Argo" y "Caviro". Sófocles escribió las tragedias "Atamas", "Cólquides", Squite" y "Rimotomoi". De todas estas obras no se conservó ninguna. De las obras de Eurípides sólo se salvó la renombrada "Medea".
b) Frixo y Hele:
Hijos de Nefeli y Atamante que reinama en Orcómeno en Beocia. Atamante, dejándose llevar por las insinuaciones de Ino (deseosa de echar a Nefeli y de casarse con él) cedió a sus deseos, convirtiendo a Ino en su esposa y en una mala madrastra para los niños. Su odio hacia ellos, la llevó a diseñar un plan: convenció a las mujeres del lugar para que hornearan las semillas que se almacenaban para la siembra. Tales semillas, como era de esperar, luego de plantadas, no dieron fruto y cayó gran pobreza en la región.
Atamante envió a sus emisarios a Delfos para consultar el oráculo y que los dioses decidieran lo que debían hacer. Ino interceptando y sobornando a los enviados, debían comunicar el siguiente augurio: que para que la tierra volviera a dar frutos, era necesario el sacrificio de Frixo, al dios Zeus. Entonces el pueblo se sublevó y pidió al rey que cumpliera con el oráculo. Atamante cedió a la presión popular y Frixo se dirigía al altar de sacrificios cuando su madre, Nefeli, les envió un cordero de dorado vellón.
Frixo y Hele montaron en el lomo del animal que los llevó muy lejos de allí. Pasando por la península trácica Hele se agachó para mirar algo, se mareó y cayó en las aguas del Ponto, que desde entonces se llamó Helesponto (el mar de Ponto). Frixo llegó solo a Cólquide, donde reinaba el rey Eeetes, hijo de Helios y de la oceánide Perse, y hermano de la maga Circe. En este sitio sacrificó al carnero en acción de gracias a Zeus y pidió la protección de Eetes. El rey de Cólquide le casó con su hija y Frixo le regaló el vellocino de oro (la piel del cordero). El rey lo colgó de un roble en el bosque ofrendado al dios Ares y puso un dragón y una enorme serpiente que nunca dormía para vigilarlo día y noche.
c) Pelías y Jasón:
En Yolco reinaba Pelías, hijo de Poseidón y de Tiro, que astutamente había destronado a su hermanastro Esón. Esón, temeroso de que su malvado hermanastro asesinase a su hijo Jasón, que era el verdadero heredero del trono, le buscó refugio en la cueva del centauro Quirón, en el monte Pelión y le confió su crianza y formación. El sabio Quirón lo instruyó en las letras y en las artes de su época y llegado a una edad adecuada, le envió a Yolco a reclamar sus legítimos derechos al trono.
El apuesto joven, al cruzar el río Anauro perdió una de sus sandalias al ser arrrastrada por la corriente. Cuando Jasón se presentó en Yolco con una sandalia, el rey Pelías quedó muy desconcertado, pues un antiguo augurio del oráculo le había advertido que alguien con una sola sandalia, que bajaría del monte, le destronaría y mataría.
Cuando el sobrino de Esón pretendió la corona que le pertenecía por derecho legítimo, el astuto Pelías afirmó entonces haber visto en sueños a Frixo, que clamaba volver a su lugar de origen y pedía lo mismo para el vellocino de oro, que estaban el Cólquide, en el reino de Eetes. Rogó al joven Jasón que cumpliera con este vaticinio y dispuso la construcción de una nave para emprender el viaje. Jasón debía organizar la expedición con el fin de aliviar el alma de Frixo y cumplir su deseo. Pelías prometió y juró por los dioses que a la vuelta de Jasón a Yalco, con el vellocino de oro, le devolvería su derecho al trono.
d) Los preparativos de los Argonautas:
Jasón aceptó la propuesta de Pelias y empezó a prepararse para el viaje. Ordenó a Argo, arquitecto y constructor de navíos, la fabricación de una nave de cincuenta remos. La embarcación resultó espléndida como ninguna otra de la época. Gracias a un trozo de madera procedente del roble sagrado del oráculo de Dodona, regalo de la diosa Atenea, el navío podía hablar y tenía el don de la profecía. Era un barco muy veloz y por eso se llamó Argo (Argos=rápido).
Mientras se dotaba la nave, el centauro Quirón aconsejó a Jasón que enviara heraldos por toda Grecia para invitar a los jóvenes más valientes y valerosos de aquellos tiempos a participar en este largo viaje. Y así sudió, la tripulación de Argo, los llamados Argonautas eran todos héroes e incluso hijos de dioses. Entre ellos estaban Tifis, el timonero de Argo, Orfeo, el músico, los adivinos Idmón y Mopso, Heracles, Hilas, Idas, Cástor y Plideuces, Periclímeno, hijo de Neleo, y Peleo, hermano de Telamón y muchos otros, que constituían la flor de la hombría y el heroísmo juntos.
e) El viaje de Argo:
Tras haber realizado un sacrificio en honor de Apolo, los Argonautas embarcaron en la costa de Págasas, y se pusieron en marcha con favorables presagios.
Su primera escala tuvo lugar en la isla de Limnnos, habitadas sólo por mujeres, pues todos los hombres habían muerto. Los Argonautos se unieron a las mujeres en espera a que ésas concibieran hijos varones y luego partieron. Después de pasar por Samotracia, entraron en el Helesponto y llegaron al reino de Cício, a la tierra de los Doliones, donde el rey y sus súbditos los acogieron con hospitalidad. Se hicieron a la mar, pero los vientos les regeresaron al mismo lugar.
Por un fatal malentendido, los Doliones no reconocieron a los Argonautas, estos tampoco a los Doliones, y así se enfrentaron en una lucha sangrienta, resultando muertos el rey Cícico y su corte. Cuando los Argonautas se dieron cuenta del error era ya demasiado tarde. Los hombres de los dos frentes, arrepentidos, honraron a los caídos.
En las costas de Mísia, donde llegaron los Argonautas, las ninfas se apoderaron de Hilas, el querido amigo de Heracles. Heracles y Polifemo fueron en su ayuda y el viaje siguió sin ellos.
Al pasar por la tierra del adivino ciego Fineo, lo liberaron de las temibles Harpías, y él en agradecimiento les advirtió del peligro de las rocas Cianeas. Eran esas unas rocas que al pasar entre ellas, chocaban entre sí convirtiendo en pedazos a las naves que las cruzaban. Fineo les aconsejó que para saber si podían pasar o no, soltaran una paloma; si ésta conseguía pasar el escollo, ellos también lo harían, de lo contrario, que no se atrevieran. Al llegar a los escollos, los Argonautas lanzaron uina paloma, que logró pasar perdiendo únicamente las plumas de la cola; así cruzó también Argo, sufriendo sólo ligeros daños en la popa.
Después de muchas peripecias, Argo y su tripulación llegaron a las tierras del rey Eetes.
f) En las tierras de Cólquide:
Apenas llegado a Cólquide, Jasón visitó al rey Eetes y le habló de la orden recibida por Pelías. Eetes aceptó entregarle el vellocino de oro, a cambio de que, primero, puesiera un yugo, sin ayuda alguna, a dos toros de pezuñas de bronce que despedían fuego por los ollares, que habían sido regalo de Hefesto y que después arase el campo y sembrase algunos dientes de dragón que le entregaría.
Medea, la hechicera, hija de Eetes, se enamoró locamente de Jasón, y se ofreció a ayudarle, si Jasón la tomaba por esposa. Le entregó un unguento mágico para cubrise el cuerpo y su escudo antes de que se enfrentara a los toros. Este bálsamo lo haría invulnerable por un día, al fuego y al hierro. Le advirtió además que los dientes del dragón apenas sembrados se convertirían en soldados armados listos para acabar con él. Le aconsejó que lanzara una piedra sin ser visto y de este modo por un malentendido sin saber nadie quién había lanzado la piedra al otro, se matarían entre ellos.
Con el auxilio de Medea, Jasón logró vencer los obstáculos. Pero Eetes no cumplió con su palabra, antes bien trató de poner fuego a Argo y de liquidar a los Argonautas. Entonces Jasón, contando siempre con el apoyo de Medea, durmió al dragón guardián, y después de apoderarse, sin ser visto, del vellocino de oro, se dieron a la fuga a toda prisa. Apenas el rey Eetes descubrió la fuga de Jasón y Medea y el hurto del vellocino de oro, se lanzó a la persecución del Argo. Medea, para retrasarlo, dio muerte a Apsirto, su hermano, que viajaba con ella, y empezó a tirar al mar, uno a uno sus miembros. El infeliz Eetes, perdió un tiempo precioso tratando de recoger las partes del cuerpo de su amado hijo, y de este modo los fugitivos lograron alejarse definitivamente.
g) El trayecto de Argo:
Mientras Eetes había anclado en alguna playa del Ponto Euxino para dar sepultura a su hijo, el Argo siguió su camino. Pasó por el Danubio, que entonces unía, se dice, el Ponto con el Mar Adreiático, subió por el Eridano (el Po) y por el Ródano, junto a las tierras donde moraban los Ligures y los Celtas, se adentró de nuevo en el Mediterráneo y cruzó cerca de la isla de las Sirenas. Desde muy lejos se oía el canto embrujador de las Sirenas. En ese momento, Orfeo, músico de Tracia, con su melodiosa lira y su carismática voz, se puso a cantar de tan bello modo, que ninguno de los Argonautas se animó a corresponder a la llamada de las Sirenas. Las nostálgicas melodías de Orefeo les hablaban del hogar, de los seres queridos que les esperaban en la patria y sembró en sus corazones el deseo del retorno.
Los Argonautas después de una larga travesía, pasando por el reino de Circe, por los estrechos de Caribdis y Escila, por la isla de Feacos y por las costas de Libia, llegaron a Creta, donde tuvieron que enfrentarse al gigante Talo, el robot que había creado Hefesto. La astucia y los hechizos de Medea neutralizaron las fuerzas de Talo, puesto por el rey Minos para defender la isla e impedir las incursiones de forasteros.
h) La vuelta a Yolco:
Siguiendo su ruta por el Mar de Creta y tras enormes dificultades, cruzaron el Efeo y llegaron al fin a Yolco, trayendo consigo el codiciado vellocino de oro. Había llegado el momento en que Jasón debía reclamar al rey Pelías su legítimo derecho al trono. Pelías, que mientras faltó jasón había asesinado a todos los parientes de éste, se negó a cederle el trono. Así Jasón decidió refugiarse una vez más en los mágicos poderes y en la habilidad de su mujer. Medea logró introducirse en el palacio y convencer a las hijas de Pelías para que participaran en el asesinato de su padre creyendo que de este modo le devolvería la joventud perdida. A partir de este punto, son muchas las variantes que existen. Una de ellas narra que Jasón y Medea reinaron en Yolco y años más tarde concibieron un vástago, confiándole su educación al Centauro Quirón. Otra variante dice que se marcharon a vivir en Corinto, dejando el trono de Yolco a Acasto, el único hijo varón de Pelías.
i) Interpretación del mito de los Argonautas:
Según los hechos de la remota época a la que se refieren, se llega a la conclusión de que hábiles marinos griegos hicieron una serie de proezas al mismo tiempo que describían el mundo con sus viajes, completando así sus conocimientos geográficos. El importante descubrimiento del Ponto Euxino, que hasta entonces se creía que era un mar (pontos=mar) y la difusión del helenismo en las regiones que éste bañaba, es lo que se deduce de los relatos del viaje y el itinerario de Argos.