Juan Rulfo (Sayula, México, 1918 - Ciudad de México, 1986) fue un escritor que creció en el pequeño pueblo de San Gabriel, villa rural dominada por la superstición y el culto a los muertos, y sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más cercana (su padre fue asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que recreó en su breve pero brillante obra. En ella se presenta una combinación de realidad y fantasía; la acción se desarrolla en escenarios mexicanos, y sus personajes representan y reflejan las características del lugar, con sus grandes problemáticas socio-culturales entretejidas con el mundo fantástico. La obra de Rulfo marca el fin de la Novela revolucionaria, lo cual permitió las experimentaciones narrativas como es el caso de la Generación del Medio Siglo en México o los escritores pertenecientes al Boom Latinoamericano.
En la colección de diecisiete cuentos del libro “El llano en llamas” (1953), que incluye “Es que somos muy pobres”, Juan Rulfo ofreció una primera sublimación literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva, de la realidad de los campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social. Varios de los relatos se desarrollan en el poblado de Comala, ubicada en el estado de Colima, México, escenario también de su novela Pedro Páramo, publicada dos años después que El Llano en llamas. El paisaje es siempre seco y árido, y en él vive gente solitaria, silenciosa y miserable, campesinos mexicanos que sobreviven sin esperanza tras el fracaso de la Revolución mexicana. Algunos de los cuentos pueden situarse históricamente en la época de la Revolución de 1910 y la Guerra Cristera, como “El Llano en llamas” y “La noche que lo dejaron solo”, o en el período inmediatamente posterior a estas, como “Paso del Norte”, que trata de la emigración de los campesinos mexicanos a Estados Unidos huyendo de la miseria, o “Nos han dado la tierra”, sobre las consecuencias de la Reforma Agraria. Esta obra puede clasificarse dentro del realismo mágico.
“Es que somos muy pobres” relata la desgracia de una familia sufre a raíz de las inundaciones y la pérdida de la cosecha de cebada, la cual era el único sustento que la familia tenía. Se expone la miseria del campesino mexicano, asolado por la naturaleza que arrasa con todo a su paso. A raíz de este problema se muestra la desgracia de la joven Tacha al perder su dote, una vaca llamada Serpentina. A Serpentina se la lleva la corriente de agua del río, por lo que su padre piensa que ella va a terminar como sus otras hermanas, las cuales se convirtieron en prostitutas. Esta condición de pecado de los personajes los pone ante un mundo sin salida, pues transgredía las normas de la religión. Las prostitutas se han perdido porque han pecado. El agua sucia y de mal olor que arrastra el rió simbolizan los pecados del ser humano: para ellos la desgracia es un castigo del Señor por el pecado del pueblo. Lo más conmovedor en el relato es que toda la honra penda de una pobre vaca manchada. Se muestra así que hay grados sociales en la honra, y ésta es la honra de los muy pobres.
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Juan Rulfo (Sayula, México, 1918 - Ciudad de México, 1986) fue un escritor que creció en el pequeño pueblo de San Gabriel, villa rural dominada por la superstición y el culto a los muertos, y sufrió allí las duras consecuencias de las luchas cristeras en su familia más cercana (su padre fue asesinado). Esos primeros años de su vida habrían de conformar en parte el universo desolado que recreó en su breve pero brillante obra. En ella se presenta una combinación de realidad y fantasía; la acción se desarrolla en escenarios mexicanos, y sus personajes representan y reflejan las características del lugar, con sus grandes problemáticas socio-culturales entretejidas con el mundo fantástico. La obra de Rulfo marca el fin de la Novela revolucionaria, lo cual permitió las experimentaciones narrativas como es el caso de la Generación del Medio Siglo en México o los escritores pertenecientes al Boom Latinoamericano.
En la colección de diecisiete cuentos del libro “El llano en llamas” (1953), que incluye “Es que somos muy pobres”, Juan Rulfo ofreció una primera sublimación literaria, a través de una prosa sucinta y expresiva, de la realidad de los campesinos de su tierra, en relatos que trascendían la pura anécdota social. Varios de los relatos se desarrollan en el poblado de Comala, ubicada en el estado de Colima, México, escenario también de su novela Pedro Páramo, publicada dos años después que El Llano en llamas. El paisaje es siempre seco y árido, y en él vive gente solitaria, silenciosa y miserable, campesinos mexicanos que sobreviven sin esperanza tras el fracaso de la Revolución mexicana. Algunos de los cuentos pueden situarse históricamente en la época de la Revolución de 1910 y la Guerra Cristera, como “El Llano en llamas” y “La noche que lo dejaron solo”, o en el período inmediatamente posterior a estas, como “Paso del Norte”, que trata de la emigración de los campesinos mexicanos a Estados Unidos huyendo de la miseria, o “Nos han dado la tierra”, sobre las consecuencias de la Reforma Agraria. Esta obra puede clasificarse dentro del realismo mágico.
“Es que somos muy pobres” relata la desgracia de una familia sufre a raíz de las inundaciones y la pérdida de la cosecha de cebada, la cual era el único sustento que la familia tenía. Se expone la miseria del campesino mexicano, asolado por la naturaleza que arrasa con todo a su paso. A raíz de este problema se muestra la desgracia de la joven Tacha al perder su dote, una vaca llamada Serpentina. A Serpentina se la lleva la corriente de agua del río, por lo que su padre piensa que ella va a terminar como sus otras hermanas, las cuales se convirtieron en prostitutas. Esta condición de pecado de los personajes los pone ante un mundo sin salida, pues transgredía las normas de la religión. Las prostitutas se han perdido porque han pecado. El agua sucia y de mal olor que arrastra el rió simbolizan los pecados del ser humano: para ellos la desgracia es un castigo del Señor por el pecado del pueblo. Lo más conmovedor en el relato es que toda la honra penda de una pobre vaca manchada. Se muestra así que hay grados sociales en la honra, y ésta es la honra de los muy pobres.